Miedo

Sé bien que los grandes logros exigen grandes sacrificios. Y que la paz perdurable es aquella que se asienta en la generosidad. He tenido la suerte de vivir un momento de grandeza de este país, cuando, en la Transición, los españoles decidimos que ya estábamos hartos de ser diferentes, atrasados y cainitas, y nos pusimos de acuerdo para entrar juntos en el futuro.
Sé, por consiguiente, que, si de verdad hemos llegado al fin de ETA, habrá que esforzarse para estar a la altura de ese reto. Y amnistiar asesinos, por mucho que duela. Más aún: aunque, desde luego, creo necesario que los sicarios pidan perdón de manera pública, admito que no haya que perseguir su humillación; no se hará cabalgata de triunfo, no se les exhibirá atados al carro de los vencedores, como los antiguos romanos. Vivamos, convivamos y olvidemos por el futuro de nuestros hijos.
Ahora bien, olvidar a los asesinos no quiere decir olvidar los asesinatos. Debe ser evidente que ha ganado el Estado de derecho y que los ciudadanos están protegidos frente a los energúmenos, dos puntos que, la verdad, yo no tengo claros. Una cosa es ser generosos y otra cosa rendir el poder a los canallas: que los asesinos se pavoneen delante de las viudas de sus víctimas y que se consolide la ley de los bárbaros. Los tartazos que los abertzales han lanzado a Yolanda Barcina, la presidenta de Navarra, son un perfecto ejemplo de esa zafia bravuconería de matones. Pero lo peor no son los tartazos en sí, porque en todos los ámbitos sociales existen brutos, sino que Bildu no haya condenado el ataque. La misma Bildu que gobierna sobre miles de personas. ¿Generosidad y grandeza? Sí, pero de todos. Que empiecen por renegar de verdad de toda violencia. Mientras en el País Vasco sigan teniendo miedo los de siempre, el famoso proceso de paz será mentira.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Dos sindicatos llevan a la justicia el colapso de las urgencias del Hospital del Mar
Sánchez suaviza la tensión con Sumar: “Pese a las discrepancias, hay muchas cosas que nos unen”
Adrián Gordillo, ‘El Mecos’ de ‘Aída’, revela que está arruinado: “No tengo ni para comer. No quiero dinero, quiero trabajo”
El juez Peinado desimputa al delegado del Gobierno en Madrid del ‘caso Begoña’
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Carlos Alcaraz y Ferrero rompen tras siete años: “Llegan tiempos de cambio para los dos”
- Sánchez, contra la Comisión Europea: “Es un error histórico” el paso atrás con los coches de combustión




























































