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Juan A. Herrero Brasas

Los males de la 'mili'

Paracaidista y, al mismo tiempo, resistente al servicio militar, Juan Antonio Herrero Brasas lleva con resignación este singular matrimonio. Herrero, padre de la sonada campaña contra las novatadas en los colegios mayores, reside ahora en Estados Unidos y lleva varios años enfrascado en una investigación para demostrar los males de la mili. En estos momentos prepara la segunda edición de su libro Informe crítico sobre el servicio militar y ha participado en la creación de un movimiento contra el reclutamiento forzoso, que se presentará oficialmente en las próximas semanas.

"Bien hubiera querido el Gobierno, como lo desea también la Asamblea, abolir este tributo que condena a un tiempo no ya sólo las opiniones liberales, sino el sentimiento unánime de los partidos políticos". Así se expresa uno de los muchos legajos hallados por Herrero en la biblioteca del Congreso. Se trata de un proyecto de ley de 1870 que impone el llamamiento a filas tras el paréntesis de la revolución de 1868. "En 1869", señala Herrero, "hubo grandes manifestaciones contra el servicio militar y se recibieron en el Congreso 250.000 firmas recogidas por ayuntamientos y asociaciones para pedir la abolición del reclutamiento forzoso".Juan Antonio Herrero habla del "grave ocultamiento histórico que ha rodeado desde siempre al servicio militar". Según él, "la mili es un impuesto que se cobra en trabajo y no en dinero". Y recuerda los trabajos de la Comisión Gates, en 1969, cuyas conclusiones abrieron las puertas a la introducción del servicio militar voluntario en Estados Unidos. "Al Estado le resultaba mucho más caro sostener el servicio militar obligatorio".

Herrero reside actualmente en Los Ángeles, pero este distanciamiento físico no le ha impedido seguir de cerca los acontecimientos del país. Actualmente participa en un movimiento en ciernes que se presentará en público en breves semanas: la Iniciativa Ciudadana para la Abolición del Servicio Militar Obligatorio. "Nuestra postura es distinta a la de los objetores de conciencia, pues no somos contrarios al servicio social sustitutorio".

Nacido en Guadarrama (Madrid), Herrero no puede olvidar su paso por el colegio mayor Chaminade, que sirvió para avivar la llama contestataria que lleva dentro. Allí fue el artífice de una campaña contra las "no tan inocentes novatadas" en los colegios mayores que tuvo gran repercusión a escala nacional. Luego saltó el charco para rematar sus estudios de filología. El cambio de aires no le ha impedido, sin embargo, continuar con su afición al paracaidismo deportivo, "que no tiene por qué chocar con los sentimientos antimilitaristas".

Herrero prepara ahora la segunda edición de su libro, que, aunque ha tenido una difusión restringida, es utilizado como material de primera mano por los especialistas. El autor denuncia, por ejemplo, que el índice de suicidios en el servicio militar supera en más del 300% a los producidos en el sector civil. Sus investigaciones se han centrado en una revisión histórica del servicio militar. A Herrero le gusta recordar una frase de Marx y Engels en su libro La revolución en España. Dice así: "Los españoles son, ciertamente, quienes tienen, de todas las naciones europeas, mayor antipatía a la disciplina militar" .

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