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Columna
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'PP Kit'

Los hospitales públicos deben prepararse para atender a otro tipo de pacientes: los que, careciendo de problemas de salud, se hallan en la lista de espera, ya que se los buscan y rebuscan.

Me refiero a esa gente que ha hecho de la manifestación callejera su nuevo plan de vida, y que cualquier día va a recibir un disgusto por atreverse, sin cursillo previo, a dar el salto cósmico que conduce de los tes en Embassy a las marchas iracundas y las concentraciones malcafeinadas.

Dios, cómo temo ver a Rajoy con varices; a doña Aguirre con lazo azul pinchándole el lugar en donde se le supone el corazón; al Beato Acebes con la columna vertebral sufriente, quebrada no de tanto inclinarse ante el Niño de las Greñas o Jóoose del Gran Poder, sino por mantenerla en posición de firmes. A más de uno le puede sobrevenir, además, un ataque de desorientación geográfica similar al Mal de Stendhal, pero pongamos que tipo Mal de Pío Moa: "¿Quién soy, de dónde vengo, qué hago aquí, aparte de por la caída del Gobierno, qué Causa nos concentra hoy?"

Mirando por el bien de la sanidad pública y de la economía que es de todos, propongo a estas buenas gentes, que tienen posibles para fletar autobuses, ergo para más, que distribuyan entre los suyos el "PP Kit Patria o Muerte", una especie de botiquín que prevendría las molestias arriba anunciadas.

Constaría de: unas medias elásticas antivarices para maledicentes de vida habitualmente sedentaria; un parche Sor Virginia y un corsé Jumar para la espina dorsal católica profunda; un sistema de enganche mediante ventosa de lazos azules oportunistas. Todo ello, coronado por un GPS para detectar quiénes son, adónde van, etcétera.

Considerando las necesidades intrínsecas a los manifestantes y sus abanderados, tendría que quedar sitio para perfumes, corbatas de repuesto y, last but not least, línea directa con los muñidores de su etarra/trampa y su no menos necesaria conspiración/máscara. Más que nada, para poder cambiar las pancartas y eslóganes.

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