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Columna
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Putas

Mal empezamos. Madrid no resulta bien calificado por el COI, y Barcelona rebosa de putas. Como de que Barcelona esté llena de putas la culpa la tiene, seguramente, Madrid, que Madrid hubiera recibido las bendiciones previas del COI para los Juegos Olímpicos 2016 habría favorecido, sin embargo, a Barcelona.

Desde la bella capital catalana, miles de damas de la noche podrían haber sido fletadas hacia la capital del Reino, para alivio de organizadores, deportistas, invitados, autoridades, curia, periodistas y altezas reales multinacionales. Habrían podido mandarlas ya mismo, para que fueran haciendo boca y perfeccionando el posado de tomar por culo, manifiestamente el favorito del lectorado medio, que podría ser también -inquietante- el electorado medio. Conmovida por el tema -el de las trabajadoras del sexo- he corrido a Google, y no vean lo que me ha contestado, el muy cabrón. Si tecleo putas Barcelona, da 198.000 resultados y todos son anuncios, lo que incluye escoltas -perdón: señoritas de compañía- y niñas putas. Si escribo prostitutas Barcelona, me salen 454.000 entradas, una mezcla de anuncios, reportajes sobre el asunto aparecidos en los medios y análisis de especialistas. Un poco más allá, poniendo prostitución Barcelona, son 466.000 enlaces y, la mayoría, se toman la cosa en serio, proponen soluciones, piden regulación o disolución de los cuerpos, etcétera.

Excluyendo -no sin cierto reparo- a periodistas y analistas, muchas putas quedan. A unas se las ve, a otras no. Las putas son como los músicos: los hay que tocan en la calle, pero una buena parte pertenece a filarmónicas, dicho sea esto con todo el respeto hacia los dos gremios. Algunos virtuosos hasta interpretan sardanas. Pero Madrid, según Google, tiene el doble de todo y no necesita las putas de Barcelona.

Voy a titular este artículo con algo fuerte, a ver si salgo en las listas de éxitos.

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