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Maruja Pachón y Francisco Santos

Los narcotraficantes les dejan libres tras un largo secuestro

"Usted es el hombre más valiente y generoso del mundo: el amor que tiene por la paz de Colombia es inmenso", le dijo Maruja Pachón al sacerdote Rafael García minutos después de ser liberada por los extraditables. Al otro lado de la línea telefónica, el sacerdote, que se ha convertido en un mediador con los narcotraficantes, respondió: "Gracias a Dios por su retorno. Don Pablo se está portando a la altura. La mano de Dios está visible".Y no fue el único que en la noche del lunes pensó, tras el retorno de Maruja Pachón, secuestrada seis meses atrás, y de Francisco Santos, retenido desde septiembre del año pasado, que la "divina providencia" está detrás de los pasos que se están dando para la reconciliación con los jefes de la cocaína. "Es un milagro", dijo conmovido Hernando Santos, director del diario El Tiempo -el más importante de Colombia-, al abrazar a su hijo Francisco.

Por la libertad de los periodistas secuestrados por los extraditables mediaron el presidente, políticos de todos los sectores, cardenales, abogados cercanos a los extraditables, periodistas, artistas... Todo había sido inútil. Hace un mes, el sacerdote Rafael García anuncio que viajaba a Medellín a pedir la libertad de los rehenes. Nadie le creyó. Hoy todos creen que es verdad lo que afirma: que Pablo Escobar, el jefe del cartel de Medellín, se entregará pronto. "Yo le pido al Gobierno que aleje la policía, la autoridad, para que Pablo se entregue", dijo al anunciar que pronto se reunirá con el mayor traficante de cocaína del mundo.

Para Pachón y Santos, su libertad es parte del proceso que terminará con el sometimiento de Escobar. "Hay síntomas de que Colombia va a cambiar a partir de hoy. La entrega de Pablo Escobar está al caer", dijo con optimismo Francisco Santos. Pacho, como le llaman cariñosamente sus compañeros de El Tiempo, llegó a su casa a las 22.30 del lunes. Los extraditables le dejaron en una esquina de un barrio residencial del norte de Bogotá. "Estoy feliz, amo a Colombia, lléveme a casa rápido", le pidió al taxista que le recogió. Pacho, de 29 años, sorprendió con sus declaraciones cargadas de alegría y humor. "El secuestro tiene muchas cosas malas, pero también cosas positivas", dijo, y confesó que los ocho meses que permaneció encerrado y encadenado le sirvieron para conocerse mejor, para reflexionar sobre la situación de su país y sobre su papel como periodista. Pacho es jefe de redacción de El Tiempo. "Los periodistas debemos pensar más en la concordia", afirmó.

Al igual que Pachón, dice que recibió buen trato, que los que le vigilaban fueron buenos, que leyó y vio la televisión para matar el tiempo y que los momentos más duros los vivió cuando se enteró de la muerte de Diana Turbay y de Marina Montoya, también rehenes de los extraditables.

Los dos liberados hablaron también de la extradición. "Yo estuve de acuerdo con ella", afirma Santos, "ahora no. Creo que no es la solución al problema del narcotráfico". "Estoy en contra. Me parece que en este momento el país no la quiere. Quiere la paz", fue la opinión de Pachón.

La periodista, de 55 años, directora de la empresa estatal de fomento al cine, demostró que es cierto lo que dicen sus amigos: que es una mujer fuerte, de temple. A las 19.15 regresó a su casa. Después de abrazar a su esposo, a sus hijos y arreglarse un poco, habló con la prensa: "No tengo ningún resentimiento contra ellos, ni contra Pablo Escobar. Yo ofrezco mi cautiverio por la paz". Ella es cuñada de Luis Carlos Galán, el candidato presidencial asesinado por el narcotráfico en 1989.

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