"Soy interesante, pero no divertido"

Pregunta. Treinta y dos años persiguiendo este sillón, hasta que lo ha conseguido. ¿Es un campeón?

Respuesta. Hombre, ser alcalde de tu ciudad es una de las cosas que hace más ilusión. Yo entré en política a través de la sanidad, y siendo conseller de Sanidad he sido muy feliz. Pero ser alcalde te acerca mucho a la gente.

P. La Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona en las mismas manos. ¿Creen haber recuperado algo que era suyo?

R. No. El que se crea esto la ha pifiao. Esto nunca es tuyo.

P. ¿Propinarán de nuevo a los ciudadanos varios lustros de CiU?

R. Hombre, la pretensión no es solo hacerlo bien cuatro años, sino, además, repetir.

P. ¿Su antecesor ha dejado esto como un solar?

R. No. Creo que no lo ha dejado mal. El Ayuntamiento de Barcelona no tiene la situación que hemos encontrado en la Generalitat, que es una catástrofe.

P. Usted, que hizo director general a un hijo de Pujol, ¿qué tiene reservado ahora para los vástagos de Mas?

R. Nada. Ni me lo han pedido. Lo del hijo de Pujol fue una apuesta importante, porque es muy bueno, un tío muy listo.

P. Como médico, ¿qué cree que le duele a Barcelona?

R. Doler, doler, no. Padece del éxito. De la gestión del éxito.

P. ¿Y eso cómo se extirpa?

R. No es un problema de bisturí, sino de ser capaz de gestionar bien la alimentación y el mantenimiento de una ciudad. Barcelona es como un atleta que gana las medallas de la Olimpiada, deja de cuidarse y de golpe engorda. Al final, puede tener un fallo cardiaco.

P. Y aquí llega usted. ¿Qué es, el Samur?

R. No, no. Ser el Samur es un mal negocio, porque actúas cuando la catástrofe ya existe. Tú lo que has de hacer es prevenirla.

P. Confiese como pediatra: ¿los políticos son como niños?

R. Ser como niños, tener la ilusión de los chavales no es malo. El problema es si luego tienes lo que en catalán llamamos pataletas.

P. ¿Cuáles son sus urgencias?

R. La más importante es la respuesta al paro. La segunda, dar respuesta a la situación social de gente que lo pasa mal.

P. Diga, fonendo en mano: ¿lo de Artur Mas es incurable?

R. No. Artur Mas es una persona a la que admiro. Creo que es tenaz, inteligente y que tiene las ideas claras.

P. Usted no le operaría de nada.

R. No, no. Yo creo que el problema que tiene es que es presidente de la Generalitat cuando los anteriores la han arruinado.

P. ¿Se siente más vieja gloria o más joven promesa?

R. Yo me siento un hombre maduro. Ni vieja gloria ni promesa, porque decir que soy una promesa sería una tontería.

P. ¿Qué tendría que pasar para que acampara en la Plaza de Cataluña?

R. No, nunca acamparé en la Plaza de Cataluña.

P. Jamás le verían de indignado.

R. No, de indignado, sí. Una cosa es manifestarse como indignado y otra muy distinta acampar. Apoderarse del espacio público es un disparate.

P. ¿Qué le sugiere la vara de alcalde: palo y tente tieso, pastoreo de sus ovejas o comodidad para rascarse la espalda?

R. Me quedo con la segunda, aunque no me gusta ninguna. El sentido de la vara de alcalde es trabajar para todos.

P. "Intentaremos gobernar solos, pero no en soledad". ¿Qué se va a traer al despacho, unas amigas?

R. No, esto seguro que no [ríe]. Lo que me voy a traer son kilos de paciencia y de sentido del humor. Mis grandes amigos son mis concejales. Tengo amigos de todas las ideologías.

P. Así, viéndole, no se le imagina provocando la erótica del poder.

R. Creo que el poder puede tener una erótica, pero si lo compartes se disfruta más.

P. ¿Como la erótica?

R. Bueno.

P. A Gérard Figueras, líder de las Juventudes de Convergencia, le han pillado conduciendo a 165 km y sin puntos en el carné. ¿Se ve reflejado usted, rey del acelerador?

R. No. A mí me quedan me parece que son ocho puntos, y es cierto que han conseguido que esto de conducir me aburra. ¿Por qué has de ir a una determinada velocidad? Pero soy disciplinado, y voy aburrido por la vida.

P. Se aburre al volante. ¿Es aburrido en general?

R. Bueno, no diría que soy una persona muy divertida. Igual soy interesante, pero divertido no sería la palabra exacta.

P. ¿Hay algo que le quite el sentío, Barça aparte?

R. Es que yo creo que el Barça es pasión. Y la política puede ser pasión, pero hemos de vigilar para no llevarla al terreno del fútbol y provocar situaciones negativas.

P. De esquiador, ¿cuál ha sido su descenso más difícil en la vida?

R. Estar ocho años en la oposición en el Ayuntamiento de Barcelona. También es bueno. Aprendes a relativizar.

P. Al fin alcalde. ¿Está nervioso por ello?

R. Por esto, no. Yo siempre estoy nervioso. Desde pequeñito.