Turismo 'contaminante' en Cuba

El Ministerio cubano de Turismo (Mintur) acaba de dar la razón a aquellos que dicen que el cerrojazo en Cuba va en serio. En medio del actual proceso de centralización y vuelta al monopolio absoluto del Estado, el Mintur ha dictado una resolución que regula las relaciones de los más de 100.000 cubanos que trabajan en este sector privilegiado con el "personal extranjero": se prohíbe aceptar regalos e invitaciones de "carácter personal", y participar sin permiso de las "autoridades facultadas" en comidas y fiestas "generadas por extranjeros", así como abstenerse de "propagar o emitir criterios que vayan en detrimento del prestigio del país".

La resolución número 10 del Mintur fue aprobada en enero y regula todo lo regulable. En su artículo primero pide a sus empleados "limitar" las relaciones con extranjeros "a las estrictamente necesarias", además de observar una serie de "principios éticos, morales y profesionales". Entre ellos, "mantener una conducta basada en la fidelidad a la patria"; "mantener permanente vigilancia contra todo hecho o actitud lesiva a los intereses del Estado", y rechazar "remuneraciones, regalos, dádivas, alojamiento o atenciones que atenten contra la dignidad y el respeto y creen compromisos ajenos al sano espíritu de colaboración" entre las partes.

Los trabajadores del sector deben declarar a su jefe todo regalo en especie que reciban de un extranjero

El documento, de 10 capítulos y 22 artículos, exige también "ser discreto y racional en el uso y transmisión de la información a su alcance", prohíbe realizar gestiones con "cualquier personal extranjero" para obtener becas de estudios o invitaciones de viajes al exterior, y establece la obligación de "declarar por escrito al jefe inmediato superior todo regalo en especie que reciba de un extranjero con el que mantiene vínculos por razón de su trabajo". Este jefe es quien debe decidir el "uso" que se le dé al regalo, e incluso está descrito que si el presente es un "equipo electrónico" o "de vídeo", será "destinado a uso común dentro del ministerio".

Las normas rigen tanto "dentro" como "fuera del país", y hasta se recomienda que las negociaciones que realicen los empresarios cubanos del sector con socios extranjeros se hagan, "siempre que sea posible, en presencia de un testigo". La resolución ya ha sido recibida por muchos altos cargos del sector, aunque, según los gerentes de varios hoteles, todavía no se ha informado de su contenido a la mayoría de los trabajadores. Los que ya se han agenciado una copia han recibido el reglamento con una mezcla de sentimientos. "Yo, con incredulidad y depresión", dijo el jefe de bar de un hotel de La Habana. "¡Imagínese! Si se aplicara, yo ni podría estar hablando de esto con usted".

A juicio de analistas y diplomáticos, el nuevo reglamento es todo un "símbolo" de los tiempos que corren y, se llegue a aplicar o no, es importante por la relevancia del sector. Unos 200.000 cubanos están vinculados al turismo de forma directa o indirecta -el 9% de la población activa-, y esta industria es desde hace años la más dinámica de la economía y la primera fuente de ingresos de Cuba: en 1990 suponía el 4% de la balanza de pagos, y hoy, casi el 41%.

El desarrollo del turismo, junto a la apertura a la inversión extranjera y la autorización de espacios para ejercer la iniciativa privada, fue una de las apuestas de las autoridades para capear la crisis tras la debacle del mundo socialista. Pero con las reformas llegaron la corrupción y las desigualdades, y en los últimos años, coincidiendo con una cierta recuperación, se fueron cerrando espacios y se regresó a una rigurosa centralización estatal.