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Entrevista:ALMUERZO CON... EL BRUJO

"La crisis permite reajustar las cabezas a la vida"

Juan Cruz

Le llamaban en clase El Brujo. Y es cierto, embruja Rafael Álvarez. Le ves, con esa piel finísima, su pelo blanco y ensortijado, se queda con la camisa blanca que afila más su cara, y te lo imaginas de san Juan, el evangelista.

Ya cuando empieza a hablar, en este restaurante fronterizo con el Centro Dramático Nacional, se parece del todo a ese santo al que da voz en su espectáculo El Evangelio de San Juan. Y aunque habla de la crisis ("Lo que no se sostiene se cae como un castillo de naipes. La construcción fue un exceso") y de otras circunstancias prosaicas de la vida, parece que por su boca habla un espíritu delicado y supremo que ha llegado ahora de algún convento con una verdad que se está haciendo.

Un fraile de Silos le sugirió llevar a la escena un Evangelio

Come poco; iba a ensayar, antes del estreno, y solo quería alimentos ligeros. Como si estuviera en un convento. A media voz, escuchando una música mientras paladea. Fue en un convento, el de Silos, donde concibió por primera vez la idea de llevar a escena un Evangelio. Se lo dijo un monje, después de que él, en medio de una terapia de silencio, les representara monólogos suyos: "Usted tendría que hacer un Evangelio". Años después, en Menorca, un joven programador de teatro le dijo: "Usted tendría que hacer un Evangelio". "Lo escuché como un mensaje", dice ahora El Brujo. Y este cordobés de Lucena que ya ha decidido que comerá merluza y nada más ("Si acaso una cervecita") se lanzó a buscar en san Juan la palabra "que expresa la búsqueda de la belleza en la vida de Jesús".

Da gusto oírle hablar; no solo paladea la merluza. Paladea las palabras. Ya dejó atrás el verbo sobre la crisis ("La crisis permite reajustar las cabezas a la vida"); ha pasado también por su disgusto "ante el empobrecimiento del lenguaje político, que está llegando a un infantilismo tremendo", y se ha parado un rato en Vittorio Gassman y en Tierno Galván. "El maestro actuaba ante Tierno; cuando este terminó de hablar, Gassman dijo: '¿Y si es político, por qué sabe?".

Ha pasado por todo eso en la conversación, y cuando ya ha terminado esta merluza a la gallega que ha roto con unción, Rafael ingresa de lleno en san Juan. "El Jesús de san Juan es directamente divino... Escribe su experiencia mística en relación con Jesucristo y la personifica en un Jesús que es una creación estética suya...".

¿Y qué le ha dicho ese Evangelio como ser humano? "Decían que Paul Claudel", cuenta El Brujo, mirándote ya directamente a los ojos, despojado de la necesidad de cortar los hilillos restantes de "esta merluza fantástica", "Claudel se metió una tarde en Notre Dame, oyó el coro y creyó en Dios. Tú puedes ver una puesta de sol y se te puede revelar ahí el universo en su infinita capacidad de asombro. Depende de tu capacidad de asombrarte. Eso es para mí lo básico de este Evangelio, que es la belleza de la verdad y la belleza de la bondad. La capacidad de asombro".

¿Y cómo se lleva eso al teatro? "Indagando en el texto para encontrar los elementos dramáticos ocultos; levantando cascotes. Descubrir eso fue lo que llevó a decirme: aquí, en san Juan, hay una obra de teatro impresionante". Escuchar a El Brujo es asistir a un espectáculo. Lástima que las comidas no duren días sino en los evangelios.

El Brujo se queja del "empobrecimiento del lenguaje político".
El Brujo se queja del "empobrecimiento del lenguaje político".ULY MARTÍN

La Buena Vida. Madrid

- Dos de merluza: 54 euros.

- Un agua de Vichy: 6,42.

- Una caña: 4,70.

- Tarta tatin: invitación.

- Helado: invitación.

- Tres cafés: 8,85.

Total: 73,97 euros.

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