_
_
_
_
_
Entrevista:ALMUERZO CON... SORAIA CHAVES

"Mi cuerpo es lindo. ¿Por qué no enseñarlo?"

Es la sex simbol portuguesa: modelo desde los 14 años, ahora tiene 25, y las dos películas que ha protagonizado han revelado toda su belleza, el magnetismo de sus curvas, su facilidad para agitar almas pacatas, y un talento verde, sin pulir.

La primera, El crimen del padre Amaro, liviana adaptación de una novela de Eça de Queirós rodada en 2005, es el filme portugués más taquillero de la historia. La segunda, Call girl, en la que la actriz da vida a una prostituta de lujo, se estrenó hace dos meses y durante las cuatro primeras semanas fueron a verla 200.000 compatriotas.

La actriz y 'sex simbol' portuguesa cree que Lisboa se le ha quedado pequeño

Soraia Chaves llega a la cita con ese fino retraso lisboeta, moderado y desenvuelto. Ha elegido A Charcutaria, un local trendy del Chiado especializado en comida alentejana. Nada más sentarse, cuenta que es la cuarta hermana de las cinco que hay en la familia: "Somos todas bonitas, sí", aclara, "por mi madre, que es muy linda aunque el trabajo le ha desgastado la belleza. Pero la única que ha salido aventurera soy yo".

Tras desmentirlo al escoger el vino después de honda meditación (espléndida reserva del Duero), explica que jamás se ha privado de comer. "Ni cuando era modelo. No podía dejar de comer. Me gusta vivir, y comer es uno de los grandes placeres. Perdí algunos trabajos, pero me dio igual".

De manera que pide un ensopado de borrego, y cuando viene el guisazo (trozos de cordero con sopicaldo y patatas, que compiten en proteínas con la feijoada que ha pedido el fotógrafo), Soraia frunce los labios, sonríe con un morbo que parece involuntario, coloca el escotazo en la vertical del plato y se lo devora con una curiosa mezcla de glamour y apetito.

Los ojos, la boca, los pómulos, la melena, la piel blanquísima, el top acanalado, los dientes brillantes, los tacones de aguja, el vaquero por debajo del tanga beis... Todo este despliegue no debe confundirnos, advierte. Es una joven sensual, sí, pero la procesión va por dentro: "Tengo muchas facetas, la sensualidad es una más, y muy bonita. Mi cuerpo me gusta, tiene formas, me siento cómoda con él. La sexualidad existe. ¿Qué problema hay en representarla? Lo hago con el máximo placer, pero igual placer me daría representar a un asesino". Pero a los hombres, ya se sabe, la apariencia les equivoca fácilmente. Eso ha dicho mientras daba cuenta de las almejas (demasiado cilantro) y las exquisitas migas de patata y huevo: "Sí, es irónico, los hombres ahora se me acercan menos. Es como si tuvieran miedo. Sólo se fijan en lo obvio, y creo que me confunden con mis personajes".

Adora Portugal, aunque siente "que hay mucha hipocresía camuflada, falso pudor, represión, prejuicios, machismo, poca libertad". Lisboa se le va quedando pequeña. Ya estuvo en Nueva York, estudiando interpretación, y ahora toca Madrid. Se va en breve. "A aprender español, actuación, voz, cuerpo". ¿Más? Apura la copa: "Estoy sólo empezando".

Parece idealista y romántica, pero sus gustos revelan determinación. Admira a Daniel Day-Lewis, a Javier Bardem ("el mejor actor vivo") y a Gena Rowlands. Y le gustaría trabajar "con Almodóvar, Amenábar, Fernando León. ¿Sueños? No, ambición".

Restaurante A Charcutaria. Lisboa

- Aperitivos: 26

- Migas de patata y huevo: 11,50

- Ameijoas bulhão pato: 19,50

- Pulpo a la plancha: 14

- Feijoada: 10,50

- Ensopado de borrego: 12,50

- Vino Quinta do Portal: 24

- Dos aguas: 6

- Dos cafés: 4

- Té negro: 2,50

Total: 133 euros

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_