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Columna
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Nosotras y ellos

Rosa Montero

Recordarán que, hace unos meses, la crisis provocó el colapso económico de Islandia. Ahora, la cantante Björk ha creado una empresa inversora para intentar sacar a sus paisanos del agujero. Una iniciativa valiente y además curiosa, porque la empresa está formada sólo por mujeres. Al mismo tiempo, otras dos señoras han sido puestas a la cabeza de los dos principales bancos islandeses, que quebraron y tuvieron que ser nacionalizados.

El sector bancario no ha sido nunca un ámbito muy proclive a las mujeres: cuando hay tanto poder, a los hombres les fastidia especialmente compartirlo. En ninguna parte del mundo ha habido muchas banqueras, y así nos ha ido. Leo en Yo dona que algunos analistas económicos consideran que la testosterona, hormona que predispone a un comportamiento agresivo y a asumir riesgos, ha fomentado toda esta locura financiera, y que si hubiera habido en la banca más mujeres (tenemos 10 veces menos testosterona que ellos), la situación no habría llegado a tal desmesura. Tiene cierta lógica: de repente he visualizado la crisis como una estampida de jóvenes financieros atiborrados de hormonas.

De modo que quizá este crack económico termine feminizando la banca mundial. Primero, porque es mucho más fácil compartir deudas que beneficios. Pero también porque algo se está moviendo muy deprisa en la sociedad.

Hace unas semanas vi la foto de Ricky Martin presentando a sus gemelos y me quedé pasmada. No sólo era la primera vez que un varón se hacía la típica foto de famosa recién parida enseñando a su bebé, sino que además era algo que no parecía llamarle la atención a nadie. Verán, el 80% de los padres españoles ya se cogen el permiso de paternidad de 13 días, y la cifra va creciendo. Ellos cada día son más madres y nosotras cada día más banqueros. Genial y fascinante.

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