_
_
_
_
_
Entrevista:ROLANDO VILLAZÓN | Tenor

"Me gustaría ser el patito feo"

Tiene 36 años, dos hijos y una simpatía que le permite meterse en una bañera de espuma dotado de calzoncillos con perritos. Antes de cantar come sólo arroz blanco con dos plátanos. Necesita dormir ocho o nueve horas. Le gusta ir a ver exposiciones y al cine, y también "platicar, escuchar y observar". Cuando se le pregunta si hace algún deporte, responde: "El ajedrez mal jugado, ¿vale?"

Pregunta. "Necesito retos". ¿Como el éxito del lunes en Madrid?

Respuesta. Los que salgan al paso. Los que me obliguen a continuar la búsqueda.

P. ¿Y qué es lo que busca?

R. Supongo que el día que lo sepa habré llegado al final de mi destino.

P. En la presentación de su último disco ponía: "Con sus ojos ardientes de ansiedad". ¿No debería controlar a sus publicistas?

R. Yo creo que una de las dificultades de una carrera pública es el ser constantemente definido por los otros. Yo trato de salirme de esas definiciones.

P. "Esta grabación es una sarta de perlas olvidadas". ¿Habla así siempre?

R. Sí, creo que sí [ríe]. Es más fácil esconderse en la poesía.

P. Cuando se estimula, le entra "picor y agitación en la piel". ¿Ha probado a ir al dermatólogo?

R. Tengo varias formas de decir lo que me sucede. También he hablado de una campana que llevo dentro. Y cuando algo la hace sonar, me invita a tomarlo. Es una experiencia física.

P. A ver si la campana se le quedó ahí de cuando iba para cura.

R. No. Creo que es una campana más pegada a la piel y al eros que a la espiritualidad.

P. ¿Qué le atraía de la sotana?

R. La maravillosa puesta en escena. Y el hecho de tocar a la gente en la parte más esencial de su personalidad.

P. Quiso ser, además, psicólogo y actor. ¿Más de lo mismo?

R. Y fui payaso. Y maestro. Todas profesiones con público.

P. Hizo ballet clásico. ¿Qué cisne querría ser en el lago?

R. A mí me gustaría ser el patito feo, que descubre que es cisne al final.

P. ¿Y esas fotos de su página web bañándose en el mar vestido?

R. Empezaron con un reportaje con el mar detrás, el cielo muy lindo, y yo con mi traje. Y me dije: no soy mucho yo. Y comencé a irme cada vez más atrás, y el fotógrafo cada vez más contento. Acabé metido en el mar, y él también.

P. "La ópera es una experiencia mística". ¿Se le aparece Pavarotti?

R. No. Hablo de misticismo porque creo que, cuando entra alguien en un teatro, es como una botella llena de agua. No va a cambiar nada. Pero, si la experiencia es intensa, se agita la botella, y todas las partículas que estaban en el fondo se despiertan y empiezan a bailar. Uno redescubre situaciones de su vida, y quizá en el reacomodo encuentre una nueva disposición de su propio ser. Tanto el espectador como el artista.

P. ¿Qué ranchera le refleja más?

R. Me encanta México lindo y querido.

P. ¿De mayor querría ser Plácido Domingo?

R. No. De mayor quiero ser Rolando Villazón mayor [ríe]. De niño quería ser personaje de libro, un personaje escrito en una novela, porque los seres humanos más reales con los que yo convivía eran los personajes de la literatura. Es lo que hago ahora en el escenario: vivo sus vidas.

P. ¿Domingo es su padre, su cuate, su psiquiatra, su confesor?

R. Podría definirlo como una fuente de inspiración siempre; y, quizá, un padre escénico.

P. Juan Diego Flórez dice que no canta en la ducha. ¿Y usted?

R. Yo, todo el tiempo: desde las cosas que cantaba de niño, al musical El hombre de La Mancha, o El libro de la selva, tangos, y las que tengo que interpretar ahora.

P. Bajo la ducha se siente Mowgli.

R. Baloo. Baloo y el rey Louis.

P. Canta "del amor ideal al desesperado, violento". ¿A cuál sucumbe más?

R. A todos. El ideal y el desesperado es el mismo que evoluciona. Llevo 19 años enamorado de la misma persona, casado 11, y todos los días se descubren nuevas etapas.

P. ¿En esto del querer es más contenido o más desbordado?

R. Supongo que más desbordado.

P. ¿Le va el salto del tigre?

R. Ja, ja, ja. Digamos que la altura del ropero puede ser muy peligrosa.

P. "Tenor mexicano se ofrece a cantar Lohengrin". ¿Ha contestado alguien a su anuncio?

R. Sí. El primero que está entusiasmado con la idea es el maestro Barenboim, y yo espero que sea con él la experiencia.

P. Hace psicoanálisis freudiano por teléfono. ¿No es de locos?

R. Pues por eso me lo hago. Es un taller estupendo para la vida. Empecé en México, y allí llamo desde donde esté para hacer 45 minutos cinco veces a la semana.

P. ¿Y lo que ha visto es para asustar?

R. No. He descubierto que esas grandes sombras que yo pensaba que eran monstruos son sólo fieras salvajes. Y también, que hay arco iris y flores bellas en mi selva.

P. ¿Tiene problemas de autoestima?

R. Yo pienso que no. Por lo tanto, yo creo que sí [carcajada].

Rolando Villazón, demostrando el pasado lunes que no sólo canta en la ducha, sino también en la bañera.
Rolando Villazón, demostrando el pasado lunes que no sólo canta en la ducha, sino también en la bañera.SANTI BURGOS

Perfil

- Tiene 36 años, dos hijos y una simpatía que le permite meterse en una bañera de espuma dotado de calzoncillos con perritos. Antes de cantar come sólo arroz blanco con dos plátanos. Necesita dormir ocho o nueve horas. Le gusta ir a ver exposiciones y al cine, y también "platicar, escuchar y observar". Cuando se le pregunta si hace algún deporte, responde: "El ajedrez mal jugado, ¿vale?"

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_