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Los hermanos García Rueda

Restauradores de gran parte del arte que existe en España

De haber nacido en el siglo X en Córdoba, Abderramán III los hubiera elegido para levantar la legendaria ciudad mora de Medina Azahara, y, a lo mejor, el califa omeya hubiera prescindido de los artistas importados de Bagdad y Constantinopla. Pero no fue así. Viven en el siglo XX en la Córdoba actual y se dedican a la restauración desde 1950, año en que fundan una saga continuadora de la labor de su padre. Son los hermanos García Rueda: Rafael, Pepe y Pedro, cuyos buriles tratan de devolver sus formas de primitivo esplendor a arquitecturas y esculturas de toda la vida.

"Si hubiéramos nacido en la épocas del califato no hubiésemos sido esclavos, sino artistas escogidos. Esclavos lo somos ahora de la Seguridad Social". Combinando el arte estricto con las inevitables dependencias que los autónomos mantienen con la Administración, los hermanos García Rueda tienen abierto en Córdoba un taller de restauración que les ha propiciado indagar sobre la historia hecha escultura o arquitectura en la España de ahora.Desde las columnas de Medina Azahara a los leones de la Alhambra, pasando por el sepulcro de sor Angela de la Cruz, en Sevilla, o unos mosaicos de la catedral de Burgos, los hermanos García Rueda, de Córdoba, han restaurado una buena parte del arte sacro y profano que existe en España. "Lo que nosotros sabemos es copiar bien. Quizá seamos clásicos y no modernos, pero, en definitiva, el artista copia de la realidad, aunque sea para darle su versión".

Su saber lo aprendieron en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, "pero en los tiempos en que se enseñaba a copiar moldes". Ahora, dicen, se desdeña un tanto la enseñanza del copiado y se prima la originalidad del artista.

Los leones de la Alhambra

Pero ellos están por lo primero, por ser unos primorosos reiterativos de lo que los artistas pasados dejaron hecho. De eso viven y eso les ha valido que en su tiempo los requiriesen para reproducir los leones de la famosa fuente de la Alhambra de Granada. Hubo polémicas, y al final ni ellos mismos saben si las tres copias que llegaron a hacer lucen para el turismo.Y ese arte de dar vida a pasados esplendores es lo que les ha valido ser los titulares más destacados de la restauración de la ciudad de Medina Azahara. Basas, capiteles y columnas califales de la época vuelven a cobrar vida gracias a su saber hacer. Y con las mismas herramientas de entonces. "Podríamos haber utilizado los modernos taladradores, con los que se ahorra un 70% del total del tiempo empleado en hacer, por ejemplo, un capitel de avispero". Pero ellos han preferido tratar el arte como fue tratado en su tiempo. "Un capitel de avispero de Medina Azahara lleva miles de agujeros. Nosotros los hacemos en un año. Hemos leído la inscripción del friso de uno de ellos, y firman el padre y el hijo, lo que quiere decir que consumieron casi dos generaciones en su ejecución". En algo han superado estos restauradores del siglo XX a los originales: en la celeridad de la ejecución, algo que sólo se aprende viviendo en esta época.

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