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Reportaje:

La indignación de Miranda de Ebro

Los vecinos niegan que la ciudad sea la segunda del mundo en cocaína

María R. Sahuquillo

Estupor, indignación y también algunas risas. Los habitantes de Miranda de Ebro (Burgos) discutían ayer sobre el estudio de la ONU que asegura que es la segunda ciudad del mundo en consumo de cocaína por habitante, unas 97 rayas por cada 1.000 personas al día. "Es absurdo, es un informe fantasma que no tiene ninguna fiabilidad", se quejaba ayer Fernando Campo, alcalde socialista de esta ciudad de 40.000 habitantes. El estudio, que analiza las aguas residuales de 23 ciudades del mundo para determinar la presencia de benzoilecgonina -una sustancia que libera el organismo si consume cocaína-, dejaba a Miranda de Ebro sólo por detrás de Nueva York.

"Por aquí no pasa ninguna ruta de la droga", dice Carlos, un estudiante de Derecho de 24 años

"Esta ciudad es como cualquier otra. Hay droga, la gente consume, pero dudo mucho que tanto como se ha dicho", decía Susana, una camarera de 22 años que aseguraba estar muy sorprendida por la noticia. "En Miranda no se habla de otra cosa. Es lo primero que he comentado al llegar al trabajo", decía sonriendo. El alcalde, muy indignado, aseguró que su Ayuntamiento enviará una carta a la ONU para pedirle explicaciones. "Si el autor del estudio es Pepe Pérez y viviera en Madrid ya le habríamos puesto una demanda, pero como no sabemos nada tendremos que ir por los cauces burocráticos", afirmaba Campo, quien se esforzaba por defender el honor de su ciudad. "Miranda, diga lo que diga el estudio, no es un paraíso de la droga. Es una ciudad obrera, muy trabajadora, y nos duele mucho que salga su nombre unido a este tema".

Es miércoles y la ciudad está muy tranquila. Apenas cuatro o cinco personas toman algo en uno de los bares de La Parte, la zona de la ciudad por la que suelen salir los jóvenes. "Por aquí no pasa ninguna ruta de la droga. Miranda es una ciudad de paso, pero no tenemos ruta del bacalao ni similar", asegura Carlos, que estudia Derecho en Madrid. Este joven de 24 años se toma a broma el informe: "Como no sea que viene gente de fuera a mear al río...".

El alcalde cuestiona los métodos usados en el estudio y entiende que los resultados son "muy poco fiables". "Dicen que se tomaron las muestras entre el 2005 y el 2006. Esos años nosotros ya teníamos una depuradora. Así que, si se ha encontrado esa sustancia en el río, que lo dudo mucho, no proviene de Miranda", agrega. "La única explicación es que esa sustancia proceda de una planta química que hay río arriba. Ésta es una zona muy industrial", insiste.

Otros vecinos opinan que el informe, aun siendo "inverosímil", puede ser útil. "Las autoridades no se deben escudar en que es erróneo, sino aprovecharlo como una llamada de atención. El problema existe, no creo que en esa magnitud, pero está", asegura Carmen Palmero. "Miranda tendría que tener una renta altísima para que la gente pudiese mantener el ritmo de consumo que dicen, porque la cocaína es cara. Y no lo tiene", dice su amiga Azucena Milgosa.

Miranda de Ebro está engalanada para celebrar el centenario de su declaración de ciudad por el rey Alfonso XIII. Es la hora del paseo y una multitud camina por la calle de la Estación. "Parece mentira que tengamos que salir en las noticias siempre por cosas malas: un escape en la planta química, dos muchachas que robaron un banco...", se lamenta Santiago. Por la mañana, el alcalde, desde su despacho, compartía esta opinión sin perder el sentido del humor: "Con la de cosas buenas que tenemos: la gastronomía, el vino... Porque aquí se bebe mucho vino, si me hubieran dicho que el análisis era para determinar su consumo por habitante, no lo hubiera discutido".

Vista de Miranda de Ebro (Burgos), con el puente de Carlos III al fondo.
Vista de Miranda de Ebro (Burgos), con el puente de Carlos III al fondo.M.R.S.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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