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Entrevista:ALMUERZO CON... JORIS THIJSEN

"La policía danesa me detuvo cuando cenaba y hasta pagó la cuenta"

Isabel Ferrer

Retenido en una reunión en la oficina de Greenpeace en Ámsterdam, Joris Thijsen llega con cierto retraso al restaurante elegido. Abierto a la orilla del río Ámstel, sirven unas excelentes quiches de verduras. Los bocadillos calientes de queso de cabra y miel tampoco desmerecen. Y los postres prometen delicias de nueces. Además, allí trabaja su hermano, Thijs. Nada más entrar, Joris pide un zumo de fresa grande y admite que la experiencia de Copenhague le ha dejado exhausto. Fue uno de los ecologistas detenidos por la policía danesa por irrumpir en la cena de gala de la pasada cumbre del clima. Él, sin embargo, se quedó en la calle. Como portavoz de la rama internacional de la organización, debía explicarle a la prensa lo que pretendían sus compañeros. Entre ellos, figuraba Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace en España.

El ingeniero fue uno de los activistas de Greenpeace detenido en Copenhague

"Sólo ahora noto las energías consumidas en tres semanas de cárcel", dice. Con todo, la experiencia tuvo sus momentos jocosos. Como cuando le arrestaron al día siguiente del incidente. "Estaba cenando y aparecieron cinco amables policías. Preguntaron mi nombre y me llevaron en volandas al furgón. Uno de ellos regresó luego al comedor con mi billetero. Tras pagar la cena, me lo devolvió con el recibo dentro". Presto a comerse el bocadillo integral, le lanza una mirada cómplice a su hermano. La quiche de calabacín, pimiento y tomate también hace honor a su aspecto. Está deliciosa.

A sus 35 años, y después de nueve en Greenpeace, la facilidad verbal de este activista le lleva a encadenar pensamientos como eslóganes. "Si las temperaturas suben entre tres y cinco grados, 3.000 millones de personas pasarán sed", afirma, mientras su bocadillo se queda a medias. "El clima es el problema más importante de nuestra generación", dice resuelto, para atacar luego el resto del pan. "Si alguien puede hacer algo por el clima es Obama". Ha sido una colación frugal para un tipo de casi dos metros. Así que, a por el postre. ¿Tarta de nueces? ¡Maldición! Es lunes, y todavía no está lista. Optamos por el café y una incursión en su vida privada.

A punto de ser padre, lo peor fue no poder hablar con su novia durante el encierro. "Sólo nos dejaron comunicarnos con los abogados. Fue un alivio reencontrarnos". Con cierta reserva, reconoce que ella le ha pedido que espere al nacimiento del bebé para lanzarse a nuevas aventuras. "No trabaja para Greenpeace, y dejó su trabajo para acompañarme a China un año. Fue una época especial. Es un país donde hay que aprender a moverse con cautela. Si quieres denunciar abusos más vale que no se te eche encima el sistema".

Thijsen es ingeniero aeronáutico, pero nunca ha ejercido. "Hice unas prácticas en Greenpeace, y hasta hoy". Llega el café, cortesía de la casa, acompañado de unas galletitas. Antes de despedirse, mira de reojo y sugiere que "habrá que hacer algo" en la próxima cumbre de noviembre, en México. Después se levanta y sale diligente a que le hagan fotos en la nieve.

Su próximo destino es China, pero ahí medirá más sus pasos.
Su próximo destino es China, pero ahí medirá más sus pasos.J. RICANEK

De Buren. Ámsterdam

- Bocadillo de queso de cabra, miel, piñones y lechuga: 3,50 euros.

- Quiche de calabacín, pimiento y tomate: 3,50. - Zumo grande de fresa: 2,50.

- Zumo pequeño de fresa: 2.

Total: 11,50 euros.

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