_
_
_
_
_
Entrevista:CENA CON... RODRIGO BAGGIO

"Se puede pasar de loco a visionario en solo 24 horas"

Rodrigo Baggio encontró las dos pasiones de su vida cuando tenía 12 años. "La primera, la informática. Mi padre me regaló un ordenador y me fasciné con la tecnología". Al mismo tiempo, Baggio comenzó a trabajar como voluntario con niños de la calle en su natal Río de Janeiro. "Aprendí mucho más de lo que enseñaban en la escuela", recuerda. Aquí aparece la pasión número dos. "Formar agentes de cambio", describe. Cambiar vidas, glosan los demás.

Con dos metros de altura y una sonrisa que no le abandona, Baggio se desempeña con seguridad en el restaurante (brasileño, por supuesto) que él mismo ha propuesto. La especialidad: cortes de carne. "Espero no seas vegetariana", bromea. Varias miradas le siguen cuando elige la mesa para hablar de su proyecto o, en otras palabras, de su sueño. Nunca mejor dicho. "Un día soñé con jóvenes que podían usar la tecnología para cambiar su realidad. No soy Martin Luther King, pero cuando desperté esa mañana me sentí entusiasmado por la idea, aportó dirección a mi vida".

El brasileño fundó CDI, que busca llevar la informática a todos los niveles

Baggio, que a sus 23 años ya había establecido una exitosa compañía de desarrollo de software, decidió poner en marcha su sueño. Así, en 1993, nació el Comité para la Democratización de la Informática (CDI), con la meta de llevar la tecnología a los jóvenes que más necesitaban un cambio en sus vidas. Logró convocar un grupo de voluntarios y fundó el primer centro en una de las favelas más peligrosas de Río de Janeiro, Morros dos Macacos.

"Cuando hablaba del proyecto de dar clases a los jóvenes de estas zonas, todos me llamaban loco. El primer día en que abrimos la escuela, se formó una fila de más de 300 jóvenes. Llegaron las televisiones, las radios, los periódicos y comenzaron a hablar de 'una idea'. Descubrí que se puede cambiar de loco a visionario en solo 24 horas", bromea.

Han pasado 16 años y el CDI cuenta ahora con 827 centros repartidos en 12 países, la mayoría latinoamericanos pero también en Jordania y Reino Unido. Tienen presencia en seis países más, mayoritariamente para captación de fondos. Más de 1,5 millones de personas han pasado por sus aulas. "El objetivo es formar agentes de cambio y lo primero era demostrar que era viable. Que es posible cambiar vidas", afirma con seguridad. Y no se detiene. Su objetivo más reciente: España. "Las cifras de desempleo juvenil son terribles, pero también pueden representar una oportunidad". El CDI espera establecer unos tres centros a medio plazo, según datos que aporta la directora de CDI España, Daniella de Souza.

Cuando habla de cambiar vidas, Baggio no exagera. Cita un caso. En 1997, en una cárcel de máxima de seguridad en Brasil donde había establecido un CDI, conoció a un preso. Se trataba de Ronaldo Monterio, condenado por secuestro. El recluso se interesó rápidamente por las nuevas herramientas. Aprendió y pronto comenzó a enseñar a sus compañeros. Ahora, fuera de la cárcel, imparte conferencias sobre su experiencia y los resultados de su aventura particular: ha conseguido que 195 expresos formen 195 microempresas. Baggio se emociona al contar la historia y concluye: "A partir de una vida, se puede cambiar una realidad".

Rodrigo Baggio: "La tecnología puede cambiar la realidad".
Rodrigo Baggio: "La tecnología puede cambiar la realidad".SAMUEL SÁNCHEZ

Rubaiyat. Madrid

- Chorizo casero: 6 euros.

- Variedad de panes caseros: 9,80 euros.

- 2 Picañas (tapilla de cadera) con verduras al horno: 58.

- 1 agua con gas: 3,50.

- Crema de papaya: 8.

- 2 cafés: 4.

Total: 89,3 euros.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_