El tanatorio

No hace mucho, en un municipio orensano, hubo un debate vecinal y una votación para decidir el destino de una subvención de fondos europeos. El dilema era una biblioteca... o un tanatorio. Una variante del derecho a la autodeterminación. En realidad, la alternativa de la biblioteca surgió en el último momento, a propuesta de las dos muchachas más jóvenes del lugar. Entendían que si se optaba por una biblioteca, con su bibliotecaria y todo, no sólo se abría un espacio donde estar vivo, y vivir otras vidas, sino que también se emitía una señal hacia el futuro. ¿Cómo se va a morir un pueblo donde hay biblioteca y bibliotecaria? En la votación hubo una marmórea mayoría a favor del tanatorio. Digan lo que digan, la gente siempre defiende sus intereses hasta el último aliento. El otro día, en Santiago, me acordé de las dos muchachas disidentes. Pasaba una manifestación de coches de pompas fúnebres. Los empresarios del ramo protestan contra la realización de determinadas autopsias en los tanatorios. Los 100 vehículos formaban una próspera y escalofriante caravana. Eso sí que era una performance y no las de la Tate Modern.
Acongojado, entré en una librería, atendida, cómo no, por una librera. Había un tablón de anuncios con mensajes manuscritos. El primero que leí: "Su instinto les hace comprender que en un lugar donde no pueden vivir los libros no pueden vivir los hijos". La librera me recomienda una novela titulada Una lectora poco común. Me la leo de un trago, en una cafetería, mientras pasa el todopoderoso gremio de los coches fúnebres. La lectora poco común es la reina de Inglaterra. Todos conspiran en la corte para frenar su súbita pasión literaria.
Y es lo que pasa. Los hombres se están matando con el vídeo-juego y las mujeres abren los libros como hacía Cárdea, la mejor de la mitología, la diosa de las bisagras, las cerraduras y los quicios.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Marco Rubio: “El Gobierno de México está haciendo más en este momento en el tema de seguridad que jamás en su historia”
Mercosur recalcula sus alianzas tras aplazarse el acuerdo con la UE
Sánchez se aferra al “bulo del pucherazo” de Guardiola para activar al electorado progresista
El hallazgo de un jabalí infectado de peste porcina en Sant Cugat obliga a ampliar las restricciones a cuatro municipios más
Lo más visto
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Los pagos del Gobierno de Ayuso a Quirón engordan con facturas de hace una década y sin pagar desde tiempos de Cifuentes
- Más de 40 congresistas demócratas piden por carta a Trump que cese en sus “intentos de socavar la democracia en Brasil”
- La princesa Leonor realiza su primer vuelo en solitario como parte de su formación en el Ejército del Aire
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado




























































