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Reportaje:

A tiros en el segundo entierro de Perón

Sectores justicialistas chocan en el traslado del cadáver a un mausoleo

Jorge Marirrodriga

Argentina retrocedió ayer más de tres décadas y miles de personas se lanzaron de nuevo a las calles de Buenos Aires para asistir al traslado del féretro de Juan Domingo Perón, cuyos restos, escoltados, a bordo de la misma cureña que en 1974 y cubiertos por la bandera argentina, iban a ser depositados en el que por ahora será su destino definitivo, un mausoleo levantado en una finca que perteneció al ex presidente, en San Vicente, a unos 50 kilómetros al sur de la capital argentina.

El pasado volvió a repetirse cuando, a las puertas de la finca, diversos sectores del justicialismo que aguardaban la llegada del ataúd se enzarzaron a tiros, pedradas y botellazos, trayendo a la memoria lo ocurrido cuando Perón regresó al país en 1973 y en el mismo aeropuerto de Ezeiza murieron a balazos 13 personas y otras 380 resultaron heridas. Ayer las primeras informaciones hablaban de una treintena de heridos, mientras la comitiva que trasladaba al difunto argentino permanecía bloqueada en una carretera de acceso. El presidente, Néstor Kirchner, que tenía previsto asistir a las exequias, decidió cancelar su presencia ante las imágenes que mostraban a simpatizantes peronistas abriendo fuego contra sus propios compañeros.

Los enfrentamientos duraron horas y se saldaron con más de medio centenar de heridos graves

Los incidentes comenzaron cuando militantes de diferentes movimientos sindicales, entre ellos los camioneros, pelearon por un buen puesto ante la inminencia de la llegada de la caravana. Mientras en el palco resonaban los sones de la marcha peronista, volaban las piedras y sonaban los tiros sin que la guardia de la policía pudiera poner un mínimo de orden, mientras los justicialistas se peleaban con puños y palos. Uno de los agentes resultó con el cuello cortado y un hombre sufrió un infarto. Los enfrentamientos duraron tres cuartos de hora y provocaron importantes destrozos en el museo que se iba a inaugurar en el lugar en recuerdo de Perón.

La jornada había comenzado con de una impresionante muestra de fervor popular, entre gritos de "¡Perón, Perón!" y bajo una lluvia de flores y papelillos de color blanco y azul (los de la bandera argentina) el ataúd atravesó algunas de las avenidas más importantes de Buenos Aires. A primera hora de la mañana el cuerpo había sido trasladado desde el cementerio de Chacarita, en plena ciudad, a la Confederación General del Trabajo (CGT). Allí, tras recibir el tributo de varias personalidades, entre otros del ex presidente peronista Eduardo Duhalde, el féretro fue izado a la cureña y, rodeado por un escuadrón de los soldados que custodian al presidente de la República, puso rumbo a San Vicente.

Ayer los peronistas celebraban el nacimiento de uno de los movimientos políticos más importantes en Latinoamérica en el siglo pasado, cuando el 17 de octubre de 1945 y dirigidos por la CGT, miles de argentinos exigieron la liberación del entonces coronel Perón, detenido por su influencia en el Gobierno. La multitud triunfó y Perón ocupó la jefatura del Estado entre 1946 y 1955 y luego entre 1973 y 1974. Fue elegido presidente tres veces.

El peronismo (con múltiples matices que lo hacen difícilmente descifrable para los no argentinos) es hoy la principal fuerza política. Kirchner pertenece al movimiento y cita a menudo al otro gran icono del peronismo: María Eva Duarte, Evita, la segunda mujer de Perón. Su antecesor, Eduardo Duhalde, también es peronista, como el presidente que marcó los noventa, Carlos Menem. Ahora los tres son rivales; eso sí, rivales peronistas.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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