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Reportaje:

Un virus para manejar el divorcio

El marido de una empresaria espía a su esposa con la ayuda de 'hackers'

Tamara Mellon, fundadora y presidenta de la firma Jimmy Choo, abrió un e-mail en pleno proceso de divorcio. Sintió curiosidad por un encabezado que prometía suculenta información sobre su distanciado marido, un rico heredero norteamericano, Matthew Mellon. Pero era una trampa.

El correo electrónico incluía un programa informático, el Trojan Horse, que se expandió como un virus por el ordenador de la joven londinense que en 1996 montó con el reputado artesano Jimmy Choo la lujosa y prestigiosa marca de zapatos, bolsos y accesorios. Así lo constató la fiscal Miranda Moore en la vista judicial contra Matthew Mellon y otros presuntos piratas informáticos que se celebra estos días en Londres.

De acuerdo con Moore, el correo pretendía destapar alguna jugarreta del heredero de una fortuna bancaria y petrolera de 5.800 millones de euros. "Y claro, a ella le interesó. Particularmente si estás en un enconado divorcio"", justificó la jurista.

Tamara cayó en la trampa y sufrió las consecuencias. El Trojan actuó como una cámara en su ordenador, registrando "cada golpe de teclado", descifrando códigos secretos y movimientos en cuentas bancarias. Robo no era el motivo del presunto delito, sino el acceso a datos que, según alegó la fiscalía, no estuvieron al alcance de Mellon mientras se divorciaba de su esposa.

La trama que se está destapando en el tribunal londinense va más allá del círculo de la ex pareja, muy conocida en los círculos vips de Londres. Se casaron en 2000, en el clásico entorno de Blenheim Palace, cerca de Oxford, y se distanciaron cuatro años después por una supuesta infidelidad de Tamara. "Él contrató los servicios de Active Investigation Services [AIS] para fisgonear en los asuntos de su entonces esposa. Pero no la espió pinchando su teléfono, sino pirateando sus correos electrónicos, o intentándolo, para ver qué estaba pasando", expuso la abogada de Tamara.

Junto a Mellon se sientan en el banquillo de acusados otros cinco presuntos cómplices. Entre ellos, el fundador de AIS, Jeremy Young, agente de policía en excedencia, quien ha admitido complicidad en la trama. También hay clientes de la empresa que, como el rico heredero, recurrieron a los turbios métodos de los supuestos investigadores privados para espiar a sus mujeres. Se dice que AIS ingresó cantidades sustanciales en sus años de operación, entre 1999 y 2004. Las tarifas sugeridas en el juicio oscilan entre 7.000 euros por infiltrar un virus en un ordenador a unos 10.000 al mes por supervisar cada registro.

"No lo hicieron por dinero. No robaron nada, pero de vez en cuando espiaban de parte de sus clientes", precisó Moore. AIS utilizaba su propia clave secreta, hackers are us (los piratas somos nosotros) para los clientes que buscaban este servicio especial de ataque informático. Mellon niega todos los cargos, tipificados como conspiración para modificar sin autorización material un ordenador. La fiscalía le acusa de perpetrar el delito desde julio de 2004 a febrero de 2005.

Tamara Mellon no ha prestado, de momento, testimonio en el juicio. Continúa al frente de Jimmy Choo, el emporio que empezó a construir en 1999 con un préstamo de su padre, Tom Yeardye. De él probablemente heredó un ojo clínico para detectar negocios en potencia y de su madre, Ann, antigua modelo de Chanel, el gusto por la moda. Siendo redactora jefa de accesorios en la revista Vogue vio un claro hueco en el mercado para prendas de lujo y prêt-à-porter. Visitó el taller del East End de Londres de Jimmy Choo y poco después nacería una marca con presencia en las principales capitales del mundo. La filosofía de la empresa se concreta en zapatos, bolsos y accesorios "exclusivos, prácticos, sexy y elegantes".

Tamara Mellon, en su tienda de Nueva York.
Tamara Mellon, en su tienda de Nueva York.AP

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