"¿Por qué me voy a retirar si no soy torero?"
Sentarse a almorzar (y entrevistar) a un periodista que entró en La Habana con Fidel Castro y el Che Guevara el 8 de enero del 1959 impone, aunque él salude afable con dos besos. Jacobo Zabludovsky (Ciudad de México, 1928) cuenta cómo se las apañó: "Un grupo de cubanos antibatistianos alquiló un avión y me dieron un lugar. Llevaba una cámara de cine de 16 milímetros y allá conseguí una grabadora". Fue el único reportero mexicano que los entrevistó. "Pedí a un señor que nos filmara". Tenía una exclusiva. Sacarla al aire requirió regresar zumbando a México en el primer vuelo... Y que allí sincronizaran imagen y sonido.
Gracias a la tecnología, durante su visita a Madrid puede seguir haciendo su noticiero radiofónico diario, que se escucha en México y el sur de EE UU. Don Jacobo -así se dirige a él el camarero- descarta tomar vino porque "es día de trabajo". Todos lo conocen aquí. Lucio y él son amigos hace décadas. Acordamos compartir lo que él suele pedir. Pronto queda claro que come como un pajarito.
El histórico periodista mexicano envidia el acceso a los papeles de Wikileaks
Este hombre que hizo el noticiero de Televisa durante décadas, tiene columna en El Universal, y cuya narración del terremoto de 1985, que devastó la capital mexicana, está en la Fonoteca Nacional, asegura que el periodismo es esencialmente el mismo desde hace milenios. "Cipriano de Valera y Casiodoro de Reina narraron la creación del mundo en menos de 800 palabras. ¡Imagínate qué capacidad!", dice entusiasmado. (Este artículo tiene 551 palabras). "Lo esencial es buscar y encontrar la noticia, es lo más excitante, luego hay que narrarla en forma clara", recalca y saca el tema Wikileaks con un punto de envidia: "Imagino la emoción de EL PAÍS al tener los papeles". Elegante, coqueto, de modales exquisitos, es de los que trata a su acompañante como a una dama. Se ofrece a servirle y solo toma asiento después de ella.
Con 16 años se sacó el permiso de locutor, lo que no gustó mucho a sus padres. "Ellos no entendían bien de qué iba a vivir". Su padre, emigrante polaco como su madre, vendía retales de tela al peso y leía a Dostoievski en ruso. Ahora él y su esposa, Sara, leen en francés. Son inseparables aunque ella no vino a comer en deferencia al tú a tú.
Subraya que el fin del régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en 2000, se hizo "sin un solo balazo" y que "trajo una mayor libertad de información". Ha entrevistado a poderosos y a poderosísimos. Pero le quedó pendiente una que nunca podrá ser. "Nunca entrevisté a Picasso, se me fue vivo". Y eso que movió todos los hilos que pudo.
Su país es, tras Irak y Afganistán, el más mortífero para los periodistas. "Las mafias de los traficantes de drogas han matado a 30.000 personas en este sexenio, incluidos algunos periodistas", afirma, y puntualiza que "no son muertes fruto de una represión política". Zabludovsky recuerda que alguien equiparó a México con un corcho. "Estamos sumergidos, pero saldremos a flote".
Rebosa entusiasmo por el oficio. Estuvo en España para recoger un premio del Club Internacional de Prensa a su carrera en lo que él define como "el trabajo más divertido, más angustioso y menos aburrido del mundo".
¿Se jubilará algún día? "¿Por qué me voy a retirar si no soy torero?".
Casa Lucio. Madrid
- Ensalada mixta: 10 euros.
- Huevos estrellados: 12.
- Merluza a la romana: 28.
- Agua y pan: 6.
- Dos tés: 4.
Total (con IVA): 60 euros.