Fumarolas en Islandia
LOS TRIPULANTES de la misión espacial Apolo XII pisaron esta tierra de azufre antes de alejarse a conocer otros confines. En este lugar, los astronautas se prepararon para volar a las estrellas. Como estos exploradores del universo, los avezados turistas que se acercan a Namaskard (Islandia) deben guiarse no sólo por las cuerdas que marcan el camino, sino también por su olfato y por su vista.
El suelo ha ido cambiando de color y en algunos tramos la tierra ha pasado del naranja al amarillo casi blanco que revela la actividad volcánica que guarda en su interior. Junto a las manchas de color se abren calderas con magma hirviendo, fumarolas y chimeneas. La tierra está viva en Namaskard, un territorio de colinas anaranjadas con actividad volcánica que minuto a minuto va aumentando la separación entre las dos placas continentales, la euroasiática y la europea, revelando el futuro de una isla que dentro de millones de años quedará partida en dos. Éste es uno de los mayores atractivos de Islandia. Al norte de la isla de hielo, muy cerca de Akureyri, encontramos este enclave geológico al que se puede acceder desde la propia carretera, la Nacional 1.
Al dejar atrás el lago Mivath y acercarse a Namaskard sorprende el colorido de las montañas, el vapor de agua y un intenso olor a amoniaco. De camino se pasa por una estación geotermal y la carretera cruza un pequeño lago de aguas azules humeantes que brotan de la tierra. Una vez que llegamos a la zona nos sorprende la llanura surcada por corrientes de agua, y el vapor que emana de la tierra. Un cartel avisa de la temperatura del material fundido, de 50 a 100 grados bajo nuestros pies, en calderas de un magma grisáceo que borbotea en constante actividad.
En esta zona, los islandeses probaron a cultivar patatas. Consiguieron un rápido crecimiento por la temperatura de la tierra, pero descubrieron que el calor también cocía su interior, haciendo que los tubérculos no fueran comestibles. Cuando paseas por este lugar donde no hay vida posible, descubres que la tierra es un enorme ser vivo que respira dejando un rastro de montañas estériles que se funden en el horizonte con el verdor de la isla de hielo.
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