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Reacciones: "No se puede definir a ese pedazo de ser humano"

Actores, directores y escritores lamentan la desaparición de Manuel Alexandre, fallecido hoy a los 92 años

"No se puede definir ese pedazo de ser humano". José Sacristán, actor

Manolo es ese ser imprescindible en el cine español. Ha estado en las películas más importantes. Y como persona es indescriptible, no se puede definir ese pedazo de ser humano. Tenerle al lado ha sido un gran privilegio; no he conocido a nadie más transparente, sencillo… y esa vitalidad, ese sentido del humor. Recuerdo un día en mi casa, con Fernán Gómez, era maravilloso verle subir las escaleras con esa vitalidad y esa forma de hacer. Ha sido una gran pérdida

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"Consiguió un récord: ser protagonista a los 90 años". Manuel Vicent, novelista

Para mí, Manuel Alexandre es la historia del cine español. Desde un punto de vista secundario él ha cubierto un récord que podría pasar al guinness. Haber conseguido a los noventa años ser protagonista de dos películas, algo que no ha conseguido nadie en la historia del cine mundial. Tenía un concepto catastrófico de la existencia y, pese a ello, si hubiera habido un concurso de aplausos, este hombre con apariencia de subalterno, hubiera ganado el concurso con cronómetro en mano.

"Fue la contrafigura de Fernán Gómez". José Luis García Sánchez, director

Con Manuel Alexandre ha muerto el cine español en blanco y negro. Fue toda su vida la imagen especular de Fernando Fernán-Gómez, su contrafigura, estaba al otro lado del espejo, su sombra. Detrás de Fernán-Gómez ,que era un hombre brillante locuaz, escéptico y hablador ,estaba un hombre tímido, callado, romántico y silencioso que decía llamarse Manuel Alexandre, pero era mentira, era también Fernán-Gómez, porque eran el mismo y hay una prueba científica: si a la voz campanuda de Fernán- Gómez se le pone el trémolo de Alexandre, sale la voz de un hombre cualquiera.

"Hizo que el cine histórico fuese cine vivo". José Luis Cuerda, director y productor

Era el mejor. Le he querido mucho. Para el cine español ha sido uno de los sustentos basicos que ha hecho que el cine histórico fuese un cine vivo en una época en la que era heroico que el cine español llegase a tener algo vivo, porque tenían que pelear a navajazos con una censura que peleaba a bombazos y se consiguió. Para mi cine, la interpretación de unos papeles míos y de Azcona puestos en sus manos se convertían en algo inolvidable y a las pruebas me remito: cuando se habla de Manuel, unos hablan de Plácido y otros de Amanece que no es poco o del Bosque animado.

"Desprendía una energía excepcional". Juan Diego, actor

Es verdad que cuando se trabajaba con Alexandre se aprendía mucho, por supuesto, pero hay una cosa en él que era excepcional: hablo de esa energía que desprendía, tan especial; siempre la he sentido con Manolo. Para el teatro, el cine, los medios nuestros, él era como esa figura imprescindible; es como si fueran transmisores de una cosa muy importante que es saber de dónde venimos. Manolo no tenía una escuela, él era la escuela. Y es importante saber que la escuela era la humanidad absoluta. Era ese secundario esencial, aquel que tenía que estar entre nuestros grandes secundarios y una figura que yo admiro mucho. Nos quedamos muy huérfanos. Es como si las bombillas más luminosas del café Gijón se fueran apagando. Era gozoso llegar a la mesa de Manolito y quedamos pocos supervivientes.

"Una mirada inquieta, inteligente, rutilante, feliz". Emma Cohen, actriz

Querido Manolo, aquí y hoy para mí será igual tu mirada inquieta, inteligente, rutilante, feliz. Porque feliz naciste y feliz te hiciste, tú solo en gran compaña: Álvaro, Fernán-Gómez, Berlanga, Bardem, Camus, Regueiro, Cuerda, Trueba…. Pero tú solo, siempre dando la impresión de que al nacer te entró alegría y contento de vivir casi enseguida comenzaste a trazar tu propio camino, nuevo, largo, de éxitos constantes, con mujeres, amigos, cafés, billar, naipes, y una gran ambición, la de llegar a ser un inolvidable actor. Guapo, pintor, osado investigador: inventor del trémolo, amigo, actor grande….

"El último representante de una generación". Félix Palomero, director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM).

Con Manuel Alexandre se pierde uno de los últimos representantes de una generación que luchó a base de talento para hacer gran teatro y un gran cine. Y lo hicieron desde las dificultades, a pesar de lo cual han construido, tanto él como otros de su generación, toda una escuela que tenemos que lograr fijar para que pase a convertirse en un saber académico.

“Transmitía ternura como nadie lo ha hecho”. Pedro Olea, director cinematográfico

Es un actor absolutamente natural, maravilloso y transmitía una humanidad y una ternura como nadie ha llegado a hacerlo. Alexandre es uno de esos actores rarísimos que siendo de reparto, acaba haciendo protagonistas, como le ha ocurrido al final de su vida. Eso es rarísimo en un actor de cualquier parte.

“La ternura del comediante paciente”. José Luis Gómez, actor y director de escena

Alexandre fue la ternura del comediante paciente. Trabajar con él fue una delicia por el ser humano que tenía presente; era siempre la esencia del cómo tiene que ser un actor cuando interpreta papeles diferentes, sin dejar nunca de ser él mismo, y dejando que su propio ser se manifieste frente al espectador.

“Ser humano completo”. Juan Ribó, actor

Ha sido el primer actor que he conocido en mi vida que era un ser humano completo como profesional y como persona. Tan cercano, tan honrado, era una cosa especial. Nunca había visto un actor con esas características que nunca le abandonaban y las llevaba continuamente encima.

“Compromiso con la profesión”. Gerardo Vera, director de arte y director escénico

Recuerdo su sentido del humor, su vitalidad, y sobre todo su compromiso con la profesión, algo que ha mantenido hasta el final de su vida. Cuando rodaba,la toma, la escena, por pequeña que fuera, trataba de perfeccionarla todas las veces que hiciera falta; pero nunca se veía en su trabajo un gesto mecánico. Algo que poseían los de esa generación, esa facilidad de comunicación con sus compañeros, y por ende, con el público. Manolo era cercano y la gente lo sentía no como un actor, sino como alguien de la familia, una especie de segundo abuelo. Además del talento, que evidentemente lo tenía, lo excepcional en él era su calidad humana.

“Un gran seductor”. Fernando Méndez- Leite, cineasta y director escénico

Manolo, con el que mantenía una amistad muy cercana, disfrutaba mucho de la buena cocina, comíamos mucho juntos algo que hemos hecho hasta el último momento. Era un actor de carácter, que se decía antes, que ha hecho todo tipo de personajes en cientos de películas, porque su filmografía es extensísima. Era un gran cómico, aunque iba para galán dramático, pero él mismo se dio cuenta de que no tenía tipo de galán y opto por los personajes cómicos. Ello no quita que fuera un gran seductor en la vida real y le gustaban mucho las señoras. Fue muy bueno para él y para el cine español que tuviera unos papeles protagónicos en los últimos años, porque le dio aun más popularidad y se pudo ver lo buenísimo actor que era.

“Le quería mucho”. María Asquerino, actriz

Manolo Alexandre era como un hermano para Fernando Fernán-Gomez a través de quien le conocí más profundamente, ya que Fernando fue para mí lo más importante de mi vida. Fue una época en que le traté mucho, era muy cariñoso, muy rico y le quería mucho y además era un actor buenísimo y muy personal.

“Gran aficionado al cine y al teatro”. Emilio Gutiérrez Caba, actor

Pilar Bardem, actriz: “Era un gran seductor y muy coqueto”

"Manolito es parte de mi familia, porque me he criado viéndole constantemente. Era íntimo amigo de mi hermano (Juan Antonio Bardem) y con él y Fernán-Gómez he crecido, viéndoles y riéndome con ellos. Como actor es una pérdida irreparable, con una forma muy sui géneris de interpretar. No hay que olvidar que además enamoraba a todas, no le hacía falta ser un adonis, pero era muy coqueto; coqueteaba con todas, aunque tuviera noventa años, y era una cosa de mucha risa, porque disparaba a las jóvenes y no tan jóvenes y nos desternillábamos porque había una complicidad de muchos años juntos. Me tuvo engañada durante muchos años, porque el grupo de amigos venía a casa y yo, que era más pequeña, les servía las bebidas. Manolo siempre decía “a mí el gin tonic que me lo ponga la niña, porque ha cogido el punto azul y tiene una mano maravillosa”. Eso siempre me halagaba y me hacía sentir muy especial, así que siendo muy mayores le pregunté que era lo de que había cogido el punto azul. El me contestó “pues hija, que eras la que ponía más ginebra”.

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