Un 'miró' por la memoria de Chopin en Valldemossa
Una obra importante de Joan Miró fue vendida para comprar una celda de La Cartuja donde se exhiben, en disputa, dos pianos y dos estancias
Un cuadro de Joan Miró, un primitivo 'miró' fauvista, un paisaje de Mont-Roig de 1916, fue vendido por la familia que lo poseía como una de las joyas de su patrimonio (era un regalo de boda del artista) para adquirir una de las celdas de la Cartuja de Valldemossa de Mallorca, allí donde se exhiben los ex votos de Chopin y aún 'los' dos pianos en disputa cultural y judicial desde hace más de 80 años. Desde hace un siglo hay sectores que ponen en duda cuáles fueron la celda y el piano "verdaderos" que usó el pianista y su amante la escritora George Sand en 1838-39.
Este Miró en trueque por la memoria de Chopin es ahora una de las piezas destacadas que tiene, en depósito, el museo Es Baluard de Palma. 118.000 euros fue el precio de la permuta, el valor pagado por el óleo que dio la propiedad de los muros del monumento. La operación, cerrada hace más de 20 años, queda desvelada ahora. Vendió la familia Capllonch Ferrá y compró el editor de prensa Pedro Serra, primer promotor de Es Baluard. Tras la operación, Serra y el galerista Joan Oliver 'Maneu', consolidaron un pequeño museo de arte moderno en el interior de la cartuja, que cuenta con 11 ámbitos abiertos.
Uno de los dos pianos de Chopin de Valldemossa es 'falso', según una sentencia reciente de una juez que ordenó su retirada y señaló cuál era la celda que ocupó el músico con su novia George Sand, autora del célebre Un invierno en Mallorca sobre aquellos días de 1838-39 en los que se construyó el mito de Valldemosa y del primer turismo hacia las Baleares.
Más de 300.000 personas acuden cada año a la Cartuja y pagan 8,5 euros para visitar las estancias que habitaron Chopin y Sand y ver los recuerdos, de cabellos a partituras, chalecos y máscaras, dibujos del hijo de Sand, Maurice.
Chopin escribió de primera mano sobre Mallorca: "El cielo es como una turquesa, el mar como el lapislázuli, las montañas como las esmeraldas, y el aire es un paraíso... en una palabra, es una vida maravillosa".
La familia que se desprendió del Miró, Ferrà Capllonch, amplió su patrimonio en La Cartuja y vindica la gestión del cultural de Chopin y Sand desde 1930. Pero perdió el primer pleito y reclamará su verdad en los tribunales del nuevo. La otra parte en pugna, sus vecinos Quetglas Tous, celebran que se les dé la razón "histórica" y el poseer el piano y las celdas auténticas. Entre ambas familias -asociadas en el negocio común de La Cartuja, con entrada única- la pugna es profunda, polémica, con episodios a veces absurdos.
Chopin y George Sand colocaron Valldemossa en el mapa del mundo de los viajeros aunque la Cartuja "fue un suplicio para él y un tormento para mí", anotó la escritora que vio Mallorca como "una isla de los simios" a dos horas por mar y a 300 años de civilización de Francia.
El músico usó dos pianos en Mallorca, dos pianinos, uno Pleyel que le llegó con retraso desde París- "sueño con la música, pero no puedo tocarla", comunicó- y que supuestamente se muestra en la Cartuja, y "un pobre piano mallorquín" que para unos se ha perdido y para otros también se expone en una de las celdas.
La pareja romántica hizo el primer anuncio de Mallorca. Sand publicó que es "la verde Helvecia, bajo el cielo de Calabria, en la solemnidad y el silencio de Oriente". Con ellos aventaron la fama del lugar Joan Miró, Robert Graves, otros personajes de la cultura como Rusiñol, Pla, Jovellanos, Unamuno, Baroja, Azorín, Rubén Darío, Borgesv o Cortázar. También ayudó la película de Jaime Camino Un invierno en Mallorca (1969), con Lucia Bosé haciendo de Sand. Y las pinturas de Gelabert, Mir, Anglada, Sargent, Anckermann. La huella del actor Michael Douglas es evidente en el centro Costa Nord que abrió en Valldemossa donde tiene un refugio de amor con Catherine Zeta Jones.
