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'Esquillo' se queda solo y cornea a un joven australiano

Los Cebada Gago protagonizan un tenso segundo encierro de San Fermín y dejan ocho heridos

Los toros de Cebada Gago han vuelto a hacer honor a su fama de peligrosos y han protagonizado un tenso segundo encierro de San Fermín. Un toro colorado, Esquillo, de 555 kilos, se ha quedado rezagado desde Mercaderes y ha llegado solo a la Plaza de Toros, donde ha corneado a un joven australiano de 24 años. La carrera ha sido rápida (tres minutos y 10 segundos) y atropellada y ha dejado otros siete trasladados a centros sanitarios, todos con pronóstico leve. Del total de heridos atendidos en los hospitales tras el encierro, 6 son extranjeros (2 australianos, 2 estadounidenses, un italiano y un inglés).

Tras celebrar el año pasado sus bodas de plata en Pamplona, los Cabada Gago, la ganadería más temida por los corredores de la capital navarra, no han defraudado por su intensidad y emoción. Además del joven corneado, un hombre ha recibido un puntazo en el tobillo en el tramo de Telefónica, otro ha sido trasladado también al hospital con una contusión maxilofacial en el callejón, un tercero con una contusión dorsolumbal en la calle Mercaderes y un cuarto con una contusión maxilofacial en Estafeta.

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El encierro ha comenzado puntual a las ocho de la mañana, después de que los mozos entonaran su tradicional cántico ante la hornacina del santo, situada en Santo Domingo. Instantes después y una vez escuchado el cohete, los seis toros (de entre 520 y 585 kilos, cinco negros y un colorado) han salido de los corralillos precedidos por los mansos y han enfilado la cuesta de Santo Domingo a gran velocidad, donde esperaban los corredores para iniciar la carrera.

En el tramo del Ayuntamiento, un mozo ha sido arrollado por dos toros de la mandada, que ya en Mercaderes ha quedado completamente divida. Esquillo ha realizado desde entonces la carrera por su cuenta. Otro de los astados se ha resbalado en la curva de Mercaderes y ya en Estafeta se han producido muchas caídas y pisotones con la correspondiente dificultad para acercarse a los astados.

Dos de ellos han tomado la delantera provocando situaciones de riesgo con un ritmo muy fuerte, que sin embargo ha permitido a algunos corredores lucirse, y sin grandes dificultades han llegado al ruedo de la plaza. Instantes después lo hacían sus tres hermanos, a la espera de Esquillo que seguía solo por el tramo de Telefónica a un ritmo menor y se hacía de rogar hasta entrar en el callejón, ayudado por corredores y pastores.

Ya en la plaza se ha producido el momento más peligroso, cuando este toro rezagado ha corneado a un joven algo inconsciente que se ha acercado a él, dificultando así el trabajo de los pastores que intentaban introducirlo en chiqueros. El joven ha resbalado y ha sido embestido, con una cornada en el muslo.

Es la octava ganadería que más veces ha visitado en Pamplona y su peligrosidad también suele verse por la tarde en plazo de toros. Sin ir más lejos, el año pasado el festejo taurino tuvo que detenerse unos minutos porque los tres diestros estaban en la enfermería en el mismo momento. Esta tarde serán lidiados por los diestros Francisco Marco, Morenito de Aranda y David Mora.

Los toros de la ganadería de Cebada Gago, durante el segundo encierro, tenso y accidentado, de los sanfermines 2011.
Los toros de la ganadería de Cebada Gago, durante el segundo encierro, tenso y accidentado, de los sanfermines 2011.LUIS AZANZA
Al grito de "Pamploneses, pamplonesas, viva San Fermín, <i>gora</i> San Fermín", el alcalde de la ciudad, Enrique Maya, ha sido el encargado esta mañana de prender la mecha del chupinazo que da inicio a la fiesta más esperada de Pamplona: los sanfermines, que durante nueve días la convierten en la capital mundial de la fiesta.
Al grito de "Pamploneses, pamplonesas, viva San Fermín, gora San Fermín", el alcalde de la ciudad, Enrique Maya, ha sido el encargado esta mañana de prender la mecha del chupinazo que da inicio a la fiesta más esperada de Pamplona: los sanfermines, que durante nueve días la convierten en la capital mundial de la fiesta.JESÚS DIGES (EFE)
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