Una delantera efectiva y la frialdad de Leo Franco, bazas del Atlético
Los reflejos de Leo Franco
El portero argentino se ha garantizado prácticamente la renovación con su manejo de los mano a mano en los últimos compromisos del Atlético. Aunque Lisandro marcó los dos goles del Oporto en la ida de octavos de la Champions, el pistolero argentino desperdició cinco ocasiones francas de gol. Lo mismo le ocurrió a su compañero Hulk, o a Eto’o el pasado domingo en el Calderón. “Es un témpano de hielo que no regala la posición. Aguanta y aguanta”, apuntan los inquilinos del banquillo rojiblanco. Tanto que le ha ganado definitivamente el puesto a Coupet, con que el que se rotaba bajo los palos en la etapa de Javier Aguirre. “Eso ya no ocurre… No estoy acostumbrado a ser suplente. Es una tortura”, se lamenta el arquero francés.
Los pros y contras de la defensa adelantada
Preocupado por las facilidades concedidas en las jugadas a balón parado, Abel ha hecho especial hincapié en que la última línea empiece su labor en el círculo central, a unos 40 metros de los dominios de Leo Franco. “El objetivo es neutralizar así a los creadores del rival, sea el que sea”, explican en el cuerpo técnico. El planteamiento, muy de la escuela de Sacchi, tiene sus riesgos, como desveló el Getafe (1-1) y explotó el Oporto (2-2). El Barcelona, en cambio, no pudo contrarrestar la presión a Xavi. “Es cuestión de que no les pillen la espalda, pero, por muy centrados que estén, siempre se conceden de media un par de oportunidades claras”, advierten en el Castellón, Levante y Ciudad de Murcia, los anteriores clubes del preparador toledano.
La eficacia del tándem Agüero-Forlán
Pese a la irregularidad del Kun, los Zipi y Zape del Atlético causan estragos como pocos dúos de la Liga. El pichichi de la campaña 2004-05 con el Villarreal jamás había marcado tantos goles a estas alturas del campeonato. Autor de 17 goles, lleva uno más que en toda su primera temporada con el Atlético, mientras su colega de correrías lleva 12. “Si no bajan el ritmo y no sufren lesiones es muy difícil que no superen la cifra de 34 goles con la que terminaron el curso anterior”, asienten en los despachos del Manzanares. Entonces, la pareja atlética fue titular en 32 partidos en los que el equipo colchonero logró 18 victorias, seis empates y ocho derrotas. En ésta han coincidido en 17 encuentros (nueve victorias, cuatro empates y cuatro derrotas).
La pegada de la segunda línea
Aunque no esté firmando una temporada de ensueño y ande tan irritado que, al ser cambiado contra el Barça, tiró al suelo el brazalete de capitán, Maxi es el tercer goleador de la escuadra del Manzanares, con 10 tantos. Le siguen con seis aciertos Simão, autor de 217 centros al área, y Sinama Pongolle, delantero reconvertido en interior con Abel. “Las bandas siguen siendo primordiales en este equipo”, resumen desde el vestuario. “Tampoco hay que descartar el chut desde media distancia de Maniche o de Raúl García, que no estará en el Bernabéu por sanción”, abunda Assunção.
La incertidumbre sobre el estado físico de los jugadores
“Cuando llegamos hace un mes estaban muy escasos de gasolina”, resume el preparador físico, Miguel Peiró, que adelanta que empezarán a verse los resultados la semana que viene (el Atlético jugará el miércoles en Oporto en el Estadio del Dragão y el sábado recibirá al Villarreal). Tanto Abel como sus ayudantes sospechan del trabajo de sus antecesores, tanto que a lo largo de la semana han sometido a la plantilla a nuevos tests de esfuerzo para comprobar los recursos energéticos de los futbolistas del Atlético. “Con ellos los entrenamientos duran 40 minutos más y son más intensos que con Aguirre”, reconocen los analistas. Otro dato a tener en cuenta es que, al contrario que el entrenador mejicano, que adelantaba las alineaciones, el manchego anuncia el once inicial tres horas antes de los encuentros. “Para que nadie se relaje”, observa Abel, que también concentra al equipo “para hacer piña y que se metan en el partido de turno desde el día antes”.
