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"La Holanda del 74 fue la perfección del fútbol"

El uruguayo Víctor Espárrago, que metió a su país en las semifinales de México 1970, reconoce que entonces no le dieron al logro la importancia que tenía

Han pasado 40 años desde que Uruguay jugó las semifinales de un Mundial por última vez. En 1970, los charrúas se midieron con el Brasil de Pelé por un puesto en la final, gracias a un gol anotado por un viejo conocido de la afición española, Víctor Espárrago (Montevideo; 1944), que marcó de cabeza en la prórroga el único tanto del choque de cuartos ante la Unión Soviética. Como futbolista, además de acudir a tres Mundiales (fue internacional 67 veces), ganó seis Ligas uruguayas y dos Copas Libertadores en las filas del Nacional de Montevideo. Como entrenador, Espárrago ha desarrollado la mayor parte de su carrera en España, donde logró un subcampeonato de la Liga con el Valencia (1990) y un ascenso a Primera con el Cádiz (2005). Ahora, aguarda ilusionado a que este Uruguay consiga lo que el suyo no pudo; ganar a Holanda (Martes, 20:30; C+ Liga) y disputar su primera final desde el exitoso Maracanazo, en 1950. Mientras espera, habla maravillas de la Naranja mecánica de Johan Cruyff, a la que se enfrentó en 1974.

"A un país que había sido campeón del mundo, salir cuarto, tercero o segundo, le sabía a poco"
"El Brasil del 70 fue de los últimos equipos que maravillaron en el mundo"
"Holanda está muy bien, pero Uruguay tiene las ilusiones intactas para llegar a la final"
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Pregunta. La última vez que Uruguay llegó a las semifinales fue en México 1970, ¿qué recuerdos guarda de aquel día?

Respuesta. La verdad es que no le dimos la importancia que tenía, porque a un país que había sido campeón del mundo, salir cuarto, tercero o segundo, le sabía a poco.

P. Pero su gol no le debió de saber a poco, ¿no?

R. No, fue una emoción tremenda. Incluso me asfixié, porque el estadio Azteca está a 2.600 metros sobre el nivel del mar y cuando hice el gol corrí casi 50 metros hasta el banquillo para abrazarme con los suplentes. Cubilla centró entre las piernas de dos rusos y yo, a la carrera, rematé de cabeza.

P. En semifinales, perdieron 3-1 ante el Brasil de Pelé. ¿Cómo recuerda aquel partido?

R. Fue curioso porque nos cambiaron de sede. Teníamos que jugar en Ciudad de México, pero lo hicimos en Guadalajara, al nivel del mar, donde Brasil había jugado casi siempre. Pero no hay que negarle lo que ganó. Estaban Jairzinho, Gerson, Tostâo, Pelé, Rivelinho, todos los dieces del campeonato paulista. Fue de los últimos equipos que maravillaron en el mundo. Ahora le toca a Uruguay...

P. ¿Le gusta el Mundial de su equipo?

R. Sí. Tabárez ha hecho un equipo en toda la extensión de la palabra. Sólido, fuerte, humilde, generoso. Está haciendo un Mundial excepcional, ya ha cumplido con creces.

P. ¿Cómo vivió la victoria sobre Ghana en los cuartos de final?

R. Con una incertidumbre tremenda, la situación del último minuto fue curiosísima. Un penalti que nos podía echar fuera nos dio la posibilidad de estar en las semifinales. Mérito, insisto, de Tabárez, que ha tenido tiempo para trabajar y ha acertado en el equipo. Nosotros siempre teníamos a todos los futbolistas jugando en Europa, a gran nivel, y cuando íbamos a la selección, no sé qué pasaba que no podíamos armar el puzzle.

P. La última final uruguaya fue el Maracanazo, en 1950. ¿Qué opciones tienen de ganar ahora?

R. Va a ser duro. Holanda está muy bien, pero Uruguay tiene las ilusiones intactas para poder llegar a la final. Es una empresa difícil, pero para ellos también. Holanda ha armado un buen equipo e individualmente tiene gente importante, que puede desequilibrar un partido. Pero si no les dejamos trabajar, van a tener muchos problemas.

P. En Alemania 1974, usted jugó contra la Holanda de Rinus Michels y Johan Cruyff. Perdieron 2-0. ¿Cómo fue jugar contra aquel equipo?

R. Ahí empezó la Naranja mecánica. Era un equipo que parecía que tenía 20 futbolistas, con una calidad tremenda y una gran sincronización en los movimientos. A nosotros, en una jugada, nos dejaron en fuera de juego a cinco futbolistas a dos metros de su propio campo. Un equipo compacto, sólido, que achicaba los espacios, no dejaba jugar. Yo lo sufrí en carne propia. Presionaban, tocaban, llegaban por todos lados, era una superioridad total. Tenía que haber sido campeona, porque era una máquina.

P. ¿Qué diferencias ve usted entre la Holanda de los setenta y la actual?

R. Entonces consiguieron un abanico de figuras con la humildad del que trabaja, del que lucha. Ahora hay futbolistas de gran calidad, pero no están tan bien sincronizados. Lo de Holanda en 1974 fue la perfección de lo que queremos del fútbol.

Víctor Espárrago anota de cabeza el gol de la victoria uruguaya ante la Unión Soviética en 1970.
Víctor Espárrago anota de cabeza el gol de la victoria uruguaya ante la Unión Soviética en 1970.AP

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