Federer despide a Djokovic y se cita con Nadal
El español, ante la última prueba: nunca ha ganado bajo techo al suizo
A la hora de clasificarse para la final de maestros, Roger Federer, probablemente, no piensa en su victoria de semifinales contra el serbio Novak Djokovic (6-1 y 6-4 en 1h19m), ni siquiera en la posibilidad de añadir un quinto título de maestro a su ya larga lista, sino sobre lo que se le viene encima: Rafael Nadal, el hombre que terminó con su reinado en el tenis, el mismo que le domina por 14 victorias a 7, uno que, sin embargo, jamás le ganó en pista cubierta.
Ese listado de enfrentamientos, de alguna manera, es la prueba de la progresiva reserva en la carrera del suizo, que ya solo vive para los grandes escenarios: la final que amenazó con fagocitar cualquier otro partido se ha convertido en una rareza en los últimos tiempos. Federer y Nadal solo jugaron tres veces desde su exhibición en el partido decisivo de Wimbledon 2008, para muchos el mejor partido de todos los tiempos.
Djokovic casi no dijo ni pío. Encadenado por su pobre nivel de servicio (52% de primeros y tres dobles faltas), entregó el saque a la primera y el set inaugural se le hizo una montaña. Dominante en la segunda, Federer no tardó en recobrar la ventaja perdida. El suizo jugó demasiado rápido para el serbio. Hubo algo de burocrático, de trámite, en su victoria. Djokovic, que se marchó regalándole a un espectador la raqueta, tiene ahora el deber patriótico de la final de la Copa Davis. Luchó desde el fondo, pero siempre pareció un punto por debajo en intensidad con respecto al número dos del mundo.
Clasificado Federer, el circuito cierra la temporada con nota alta. Da igual el resultado. El partido final, Davis aparte, será entre los dos mejores jugadores del mundo y en el mejor escenario. Nadal no pudo con Federer en las dos veces que se enfrentaron en la Copa de Maestros. Federer ha perdido contra Nadal seis de los últimos siete partidos. Esto es la Copa de Maestros. Esto es el torneo de Londres. Este es el resultado de cruzar entre sí a los ocho mejores tenistas del mundo: en la final, una delicia.
