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Otro lío de Simoncelli

El italiano, tan agresivo como siempre, arrastra en su caída caída a Lorenzo, que termina sexto el día de la victoria de Spies

Sus andares destartalados, su estilo deslenguado y su pelo alocado denotan sus modos en la pista. El pilotaje agresivo de Marco Simoncelli, que busca cualquier resquicio para abrirse un hueco con la rueda delantera de su moto, le han ayudado a cultivar enemistades en el paddock, que le señala como un corredor peligroso. Habitualmente atolondrado, el italiano recibió críticas inesperadas a principio de curso, cuando su único error era rodar rápido, tanto como los grandes nombres de la categoría. Si bien, tardó poco en darles las razón a sus detractores. Desde entonces, ha provocado ya dos caídas: la de Pedrosa en Francia y la de Lorenzo hoy en Holanda.

En Le Mans se precipitó. Se vio con velocidad suficiente para atacar la cabeza de la carrera y en su intento por triunfar, terminó llevándose a Dani Pedrosa por delante. En los términos comúnmente utilizados en los deportes de motor, aquello no fue más que un lance de carrera. Simoncelli adelantó al español por el exterior y no le dejó espacio suficiente para terminar de tomar la curva. Pedrosa no ha vuelto todavía a competir y suma ya cuatro ceros en su casillero. Simoncelli mereció aquel día un castigo en forma de paso obligado por el pasillo de los talleres. Y se ganó, además, un sermón de los integrantes de dirección de carrera. Al parecer, le sirvió de bien poco.

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En Assen, y también en los primeros compases de la prueba, adelantó a Lorenzo por el interior para tratar de ganarle la segunda posición; parecía que lo haría, pero había forzado tanto aquella maniobra que su moto se le resistió cuando ni siquiera había finalizado el adelantamiento. Cayó y con él arrastró a Lorenzo. Aquello ocurrió poco después de una salida excepcional de las dos Yamaha, la del mallorquín, que salía cuarto, y la de su compañero Ben Spies, segundo y a la postre campeón. Mientras Spies se escapaba y aprovechaba la ocasión para distanciarse de Stoner y Dovizioso, que completarían el podio, Lorenzo y Simoncelli corrieron a poner sus motos de nuevo en pie. Volvieron a pista e intentaron lo imposible: recuperar las posiciones en las que deberían haber estado rodando.

Quizá atemorizados por el susto, conscientes de que las condiciones de la pista no eran las mejores, y beneficiados por la caída de uno de los aspirantes al título, tanto Stoner -líder del mundial, con 28 puntos de ventaja sobre Lorenzo-, como Dovizioso -tercero, a nueve puntos del de Yamaha-, se permitieron no exigirse más de lo necesario. Como buenos compañeros de equipo ni siquiera se incordiaron. El australiano se conformó con la segunda plaza y el italiano, con la tercera. Entretanto, Spies firmaba una carrera brillante, solo frente a un circuito mítico, que ya conocía de su paso por el mundial de Superbike, cómodo con su Yamaha, que cada día está más cerca de las Honda, la máquina que más se aproxima a la perfección este curso.

Probablemente aquello es lo que más moleste a Lorenzo, porque la carrera de su compañero y los tiempos en los que fue capaz de rodar mientras protagonizaba una remontada extraordinaria evidenciaban que volvía a tener posibilidades de pelear por la victoria. Tras adelantar, por este orden, a Akiyoshi, Barberá y Bautista, que eran seis segundos más lentos que él; y a Elías y Aoyama, tres segundos más lentos; cazó también a Edwards, y cruzó la línea de meta en sexto lugar, a poco más de un segundo de Hayden. A cinco vueltas, Lorenzo seguía mejorando sus tiempos y era el piloto más veloz en pista.

Simoncelli, que no fue sancionado por los jueces, volvió a entonar su típico "mi dispiace". Lorenzo no tiene el cuerpo todavia para concederle el perdón. "Es evidente que no ha venido a tirarme, pero parece que no piensa mucho las cosas. No ha aprendido absolutamente nada", replicó.

Simoncelli y Lorenzo, tras la caída.
Simoncelli y Lorenzo, tras la caída.M. KOOREN (REUTERS)

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