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"Fue un bautizo, no una tomatera"

Los cinco jugadores chilenos apartados por Borghi niegan que llegasen ebrios a un entrenamiento

Con dos titulares menos y la selección chilena envuelta en un escándalo después de que su técnico, el argentino Claudio Borghi, expulsara a cinco jugadores por llegar 45 minutos tarde a la concentración del equipo y con signos de venir de copas, entrará hoy la Roja al Estadio Centenario, en Montevideo, a disputar con Uruguay la tercera ronda para las eliminatorias del próximo Mundial. Un oscuro panorama que los futbolistas trataron de maquillar con una comparecencia ante los medios en la que replicaron a su técnico y negaron que sus compañeros los reprendieran, como informó la prensa local. No asistió a ella Arturo Vidal, mediocentro del Juventus, pero sí lo hicieron los otros cuatro jugadores implicados en el caso: Jorge Valdivia, volante del Palmeiras, conocido como El Mago por su habilidad técnica; Jean Beausejour, del Birmingham, Carlos Carmona, miembro del Atalanta; y Gonzalo Jara, integrante del Brighton Hove Alvion.

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"Sí, llegamos 45 atrasados. Situación que no corresponde, por lo cual pedimos disculpas públicas", se arrancó Beausejour, tajante cuando fue interrogado por la acusación del técnico; "faltó a la verdad". Valdibia, muy serio también, recogió el testigo: "Me extrañó lo que dijo Claudio. Tal vez la presión le afectó. Su decisión fue apresurada. Se ha dicho que algunos compañeros llegaron vomitando, arrastrados. Nos acusaron de llegar en estado inadecuado, pero eso hay que comprobarlo. No estamos diciendo que no bebimos en el bautizo, pero no llegamos en un estado inadecuado o indefendible".

Los cinco jugadores, en especial Valdivia como reincidente por episodios anteriores, se exponen a una sanción económica y a una suspensión de hasta 50 partidos de la selección por parte del tribunal de disciplina local. En el epicentro del conflicto está la disciplina que debe tener un grupo de profesionales y cómo se impone. Borghi, que llegó este año a la Roja para suceder a Marcelo Bielsa, quien renunció por incompatibilidad con los actuales dirigentes del fútbol chileno, impuso un estilo basado en la autodisciplina y en la confianza con los jugadores, a muchos de los cuales conoce desde cuando fue entrenador de Colo Colo, el club más popular de Chile.

El cambio de técnico significó para los seleccionados pasar desde el rigor espartano bielsista a un régimen más ateniense, de puertas abiertas, mayor comunicación con la prensa, concentraciones menos extensas y entrenamientos más proclives a la creatividad que al aprendizaje repetitivo de jugadas. El fracaso de Chile en la Copa América, en que no llegó a semifinales, y la denuncia acallada de que Valdivia y Beausejour llegaron bebidos a concentrarse para ese torneo fueron las primeras señales de que había problemas en la Roja.

A quienes criticaron su estilo y primeros resultados, Borghi los acusó de ser "viudas de Bielsa", por añorar al anterior técnico. En ese escenario, y con un compromiso colectivo previo de los seleccionados por la disciplina, cuando los cinco jugadores llegaron 45 minutos tarde a la cena con que comenzó el martes la concentración previa al partido con Uruguay, líder de las eliminatorias sudamericanas, Borghi fue a visitarlos a sus habitaciones. Ellos venían del bautizo de las hijas de Valdivia.

Borghi los encontró "en condiciones no adecuadas", afirmó eufemísticamente. "No se podían ni defender", agregó y dijo estar "dolido" por la situación. Uno de ellos vomitó. El atacante del Barcelona Alexis Sánchez no podía creer la escena: "¿Por qué son tan mala leche? ¿No ven que cagaron al Bichi (apelativo de Borghi)? ¡Cómo son tan irresponsables!", relató el diario Las Últimas Noticias.

Acompañado por Claudio Bravo, capitán de la selección (portero de la Real Sociedad) y el centrodelantero Humberto Chupete Suazo (Monterrey, México), Sánchez les reprochó, según el mismo diario: "Se pasaron por la raja todo lo hablado. Puta que la cagaron. Jugaron con todos nosotros". Sin vacilar, Borghi expulsó a los cinco jugadores de la concentración, comunicó su decisión al resto de la plantilla y a los dirigentes, y al día siguiente convocó a sus reemplazantes. Ante la prensa justificó su estilo más permisivo de los jugadores con un dicho popular argentino: "Si tenés que atar un caballo es porque no es tuyo". De paso, afirmó que con Bielsa "también pasaron cosas": "Pero no voy a sapear a nadie".

Su determinación drástica ha recibido un apoyo popular aproximado de un 80%, según reflejan las opiniones en los medios. Las redes sociales y los medios han sido implacables. A Valdivia lo bautizaron como Bar-divia y un columnista llamó al equipo el drink team.

Cuatro de los cinco jugadores sancionados replicaron el jueves en el sindicato de futbolistas. Admitieron haber llegado tarde, por lo que pidieron disculpas, y que bebieron, pero negaron estar ebrios o en una condición inadecuada. "Fue un bautizo, no una tomatera", afirmó Valdivia. Cuestionaron a Borghi por no escucharlos, aunque se lo pidieron dos veces, y haberse apartado de criterios profesionales. "No vamos a aceptar las declaraciones de Borghi. Es una falta a la verdad que me extraña de Claudio", agregó El Mago.

Al conocer estas declaraciones, un exseleccionado chileno, Carlos Caszely (fue delantero del Levante y del Espanyol), cuestionó en declaraciones a Radio Cooperativa la defensa de los jugadores sancionados: "Son unos cara de rajas", afirmó, y dio su apoyo a Valdivia. El exgoleador del Real Madrid y también centrodelantero chileno Iván Zamorano respaldó a Borghi porque su decisión "debe haber sido como castigar un hijo [...] pero había que hacerlo".

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