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Homenaje a la Copa

El Athletic, primer finalista, y el Mirandés cierran la eliminatoria con 11 goles en dos partidos

Campo lleno, esperanza contenida, lluvia de goles, actitud soberana de ambos equipos y un Athletic que llega a la final con la autoestima por las nubes y un Mirandés que se despide con la gloria conseguida y el placer de haber sido el único equipo que ha marcado goles (tres) al primer finalista de la Copa en toda su trayectoria en esta competición.

Muchos en la grada fruncieron el ceño cuando vieron la diplomacia del Athletic para entrar en el partido. Tranquilito, recogido atrás, observando, como protegiéndose del frío, muy castellano para lo que se estila en Bilbao, que le dio al Mirandés cinco minutos de gloria. Mandaban los de Pouso, valientes, con doble delantero centro, presionando a la defensa, tapando a Iturraspe, jugando muy arriba. Y el Athletic miraba y miraba. Más que correr, se balanceaba, como entrando en calor. Y entró con una jugada urgente, eléctrica, que dejó a Muniain ante Nauzet con todo a su favor. Gol y primer clavo de su cruz para el equipo burgalés, que pasó de la excitación a la depresión. Más aún cuando pocos minutos después el Athletic se construyó la jugada con la que sueña. La sueñan los futbolistas, la sueña Bielsa, sus ayudantes, el utilero: media docena de futbolistas tocando el balón a velocidad de vértigo, avanzando en cada toque, punteando con el empeine, taconeando, jugando con los ojos cerrados, con automatismos, para que acabe rematando Susaeta con la zurda, cruzado, suave, sin excesos.

ATHLETIC, 6 - MIRANDÉS, 2

Athletic: Iraizoz; Iraola, Javi Martínez, Amorebieta, Aurtenetxe; Herrera (Íñigo Pérez, m. 74), Iturraspe (San José, m. 58), De Marcos; Susaeta, Llorente y Muniain (David López, m. 77). No utilizados: Raúl y Toquero.

Mirandés: Nauzet; Garmendia, César Caneda, Aitor, Raúl García; Mikel Martins (Garro, m. 68), Iribas (Borrel, m. 55); Mujika, Alain (Muneta, m. 46), Pablo; y Lanbarri. No utilizados: Murcia y Martínez.

Goles: 1-0. M. 11. Muniain. 2-0. M. 14. Susaeta. 3-0. M. 22. Aurtenetxe. 3-1. M. 57. Aitor. 4-1. M. 70. Llorente. 5-1. M. 74. Llorente. 5-2. M. 86. Aitor. 6-2. M. 88. Caneda, en propia puerta.

Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Iribas y Amorebieta.

Unos 40.000 espectadores en San Mamés.

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Dos estilos, una misma meta

En ese momento el Mirandés entendió que las diferencias alguna vez se tenían que poner de manifiesto y que con ese gol, en el que nunca tocó al balón hasta que Nauzet lo recogió de la red, su aventura había terminado y tocaba disfrutar del viaje realizado sin importar el destino. Tiene aires el Mirandés de equipo por encima de su categoría, tiene trazos de fútbol elaborado, tiene amor por el balón, que no se suele corresponder con ese estilo que se supone en la división de bronce.

Más aún sintió el desierto cuando Aurtenetxe cabeceó en el segundo palo un centro que venía del otro lado demostrando que el equipo de Bielsa tiene espíritu de acordeón, un punto orquestal, con algunos solistas, pero con alma coral. En apenas media hora el Mirandés había sufrido el diluvio rojiblanco sin darse cuenta de que había empezado a llover. Un golpe definitivo. Tres golpes de autoridad que eligieron al finalista sin asomo de dudas y le obligó al equipo de Pouso a fijarse en los detalles particulares.

Sabido es que el Mirandés tiende su mejor fútbol en la Copa en las segundas mitades. Y así halló el gol, a poco de reanudarse el encuentro, con la misma ambición que su rival, marcando un central, que nadie es menos que nadie, en otra jugada elaborada. Aitor, que jugaba por la lesión de Corral, entró en la historia de San Mamés. Y lo sabía. Su celebración no tenía que ver con la remontada, sino con el placer del fútbol. Pero, espoleado por ello, aún tuvo otra oportunidad el equipo burgalés para haber provisto a la Copa del tabasco que le alegrara.

Un espejismo. El Athletic era un tractor imparable, lleno de gasolina, pensando en Madrid o en Barcelona o donde quiera que sea esa final con la que Bilbao sueña un día sí y otro también y que, además, le garantiza una plaza en la Liga Europa, aunque los de Bielsa aspiran a Liga de Campeones. Faltaba Llorente en la fiesta. Y no faltó. No se pierde una desde que recuperó el juego de la rodilla. Y acudió con dos goles. Uno rotundo, el otro sutil, como si quisiera demostrar que la versatilidad le acompaña. Murió el Mirandés con la honra de su trayectoria y el aplauso sincero de San Mamés. Y con las botas puestas. Con otro gol de Aitor. Y otro, equivocado, del exrojiblanco César en su portería. Lluvia de goles. Lluvia de emociones.

Aurtenetxe celebra su gol ante el Mirandés.
Aurtenetxe celebra su gol ante el Mirandés.ÁLVARO BARRIENTOS (AP)
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Bielsa resalta "la explosión" del hincha y Pouso cierra "el cuento de hadas"

Finalista de la Copa por 36ª vez, el reto del Athletic es redondear las dos docenas de títulos. El último, el 23º, lo conquistó en 1984 en Madrid al derrotar por 1-0 al Barcelona, con el que perdió por 1-4 en su final precedente, en 2009, en Valencia.

Tal es el vínculo del club bilbaíno con este torneo que Llorente, bigoleador anoche, destacó inmediatamente después del triunfo sobre el Mirandés el ambiente de San Mamés "porque se vive en muy pocos sitios".

"Es increíble volver a estar en la cita decisiva", prosiguió el delantero; "sabíamos que la intensidad era necesaria. Prueba de ello es que, cuando nos hemos relajado, nos han metido goles. Lo que importa ahora es traernos de nuevo el trofeo sea contra el que sea".

Marcelo Bielsa, su entrenador, le hizo eco. Respecto a la afición: "Ya tenía referencias sobre la explosión \[copera\] del hincha. Pero ha sido muy bonita. Nunca le había visto tan implicado, influyente y alegre". Y respecto a la final: "No se trata de llegar a ella, sino de ganarla".

En el bando derrotado, dentro de la tristeza, un inequívoco orgullo por la espléndida actuación en la competición. No en vano el Mirandés, todavía un conjunto de Segunda B a pesar de sus grandes posibilidades de lograr el ascenso a Segunda esta misma temporada, ha superado en él a tres primeras: el Villarreal, el Racing y el Espanyol.

"Ese es el sabor con el que nos quedamos: el de El Madrigal, El Sardinero, Cornellà o San Mamés", resaltó uno de sus jugadores más carismáticos, Infante. Su técnico, Carlos Pouso, fue más gráfico: "Ha sido un cuento de hadas, aunque el último capítulo no fue el soñado. Será difícil que se repita algo así".

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