"Fallaremos, pero tenemos margen"
Mourinho calcula que al Madrid le faltan 39 puntos para confirmarse como campeón
A José Mourinho le gusta reafirmarse frente a todo. Incluso frente a las multitudes que le aclaman. Tras derrotar al Levante y sumar 10 puntos de ventaja sobre el Barcelona, el técnico del Madrid se mostró cerebral e inflexible ante los reclamos apasionados de la hinchada. El más fervoroso de la noche fue que el Athletic y el Barça se vayan a jugar la final de la Copa del Rey a otra parte, según coreó el graderío del Bernabéu en al menos dos ocasiones: "¡La final de la Copa no se juega aquí!". El público animó al palco a que niegue el santuario madridista ante lo que muchos, incluido el presidente, Florentino Pérez, perciben como una profanación. Mourinho se mostró indiferente al tema cuando le preguntaron qué pensaba de todo este jaleo: "No pienso nada. Por mí, pueden jugar la final de la Copa donde sea. No la juego yo y me da igual que se juegue aquí o en China".
La afición estuvo especialmente participativa durante las dos horas que duró el evento. Tal vez, porque gritando y pitando se aguantaban mejor los dos grados bajo cero que helaban Chamartín. La gente dedicó parte de su energía a pitar los pases cuando no eran verticales, como si pidieran aceleración continua a las jugadas. Incluso pitaron a Xabi Alonso pidiéndole celeridad cuando ponía la pausa. Este comportamiento provocó un conflicto con el banquillo, ya que Mourinho exigió a sus jugadores que no se precipitaran para evitar los contragolpes. "Dije a los jugadores que el Levante no salía de atrás y que ellos no lo hacían bien", explicó el portugués; "se metían atrás en bloque los nueve, muy compactos, y nosotros nos precipitábamos y les dábamos el balón. Y, cuando les dábamos el balón, ellos lo jugaban arriba para Koné, muy fuerte, esperando ganar una falta o un pase profundo para contraatacar. Yo decía a mis jugadores: '¿Por qué tienen que perder el balón? Estás ganando por 3-1 y ellos no te presionan. ¡Toquen el balón!".
"En otros estadios", reflexionó Mourinho, "cuando el equipo de casa tiene el balón y toca, toca, toca..., se considera un fútbol fantástico. Y aquí, cuando empezamos a tocar, la gente nos pita. Quizá por eso los jugadores tienen la inhibición de practicar ese juego de posesión. Si ganamos esta Liga, no lo vamos a hacer por diferencia de goles, sino porque tengamos más puntos que el Barça. No tiene ningún sentido ganar por 5-0 o por 8-0. Por eso quería que mi equipo se pasara el balón. Pero la verdad es que, cuando empezaban a tocar el balón, se sentía inmediatamente que a la afición no le gustaba. Había un poquito de contradicción entre lo que quería yo y lo que los jugadores se sentían presionados a hacer. Por eso hemos hecho un segundo tiempo poco controlado. Jugando contra 10, el adversario no te puede marcar ni llegar con peligro, que es lo que ha hecho el Levante. Un equipo que juega para ganar los campeonatos tiene que tener un poco más de cabeza en el control de la situación".
Mourinho rebajó la euforia general del Bernabéu en relación a un alirón inminente: "Veo que faltan muchos puntos, que faltan muchos partidos, que cada partido es difícil de ganar y que cada vez esa dificultad aumenta porque a partir de ahora la gente que no quiere descender y la que lucha por posiciones europeas se juega la vida en cada partido. Mientras las matemáticas no lo digan, no podemos parar de ganar. Si no me equivoco, nos faltan 39 puntos, 13 victorias, para confirmar que somos campeones. Es mucha cosa. Claro que 10 puntos son 10 puntos y te dan un margen de error. Pero cada partido es difícil. Hoy ha sido difícil, contra el Getafe fue difícil, contra el Zaragoza fue difícil...".
"Fallaremos", fue la advertencia final de Mourinho; "fallaremos seguramente del mismo modo que fallamos contra el Levante en la primera vuelta, pero tenemos margen para el error".
