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En la llegada del "Guernica" a España

Uno de los mayores despliegues policiales conocidos en España en los últimos años

Cerca de 500 hombres de todos los cuerpos intervinieron en la operación

La operación policial dispuesta en los dos últimos días para mantener la seguridad durante el traslado del Guernica desde Nueva York a Madrid, concertada bajo el más estricto sigilo por las autoridades, provocó uno de los mayores despliegues de las fuerzas de seguridad del Estado que se conocían en España desde hace años. En el dispositivo de seguridad participaron más de quinientas personas, entre funcionarios del Cuerpo Superior de Policía, agentes de la. Policía Nacional, Guardia Civil, Grupos Especiales Operativos (GEO) y Policía Municipal. La deslumbrante operación de alerta roja, que conlleva medidas de extrema seguridad, comenzó a prepararse en Nueva York y culminó frente al Casón del Buen Retiro, de Madrid.

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La operación comenzó el pasado día 7, cuando se trasladaron a Nueva York, bajo absoluto silencio oficial, el director general de la Policía, José Luis Fernández Dopico, y el general inspector de la Policía Nacional, Sáenz de Santamaría, junto con ocho funcionarios del Cuerpo Superior de Policía, expertos en obras de arte, y ocho miembros de los Grupos Especiales Operativos. El traslado del Guernica había sido decidido ya. En ese momento, la policía española se puso en contacto con la policía federal de Estados Unidos y la policía metropolitana de Nueva York para que, en total coordinación, se mantuviera un perfecto aparato de seguridad que controlase los movimientos del famoso cuadro hasta su salida hacia España. Las armas que iban a utilizar los funcionarios de la policía española desplazados a Estados Unidos llegaron en un vuelo el mismo día de la partida hacia Madrid.En el aeropuerto Kennedy, de Nueva York, las policías española y americana chequearon varias veces el jumbo de Iberia que iba a trasladar el Guernica, para prevenir la posible colocación de cualquier artefacto explosivo en su interior, que quedó con cien plazas sin cubrir. A esa misma hora, en Madrid ya había sido puesta en marcha una operación de alerta roja, de máxima seguridad, en la que fue dispuesto un triple cordón policial, compuesto por los círculos inmediato, próximo y contorno, de los cuales estos dos últimos estaban ya en funcionamiento.

En el avión Lope de Vega viajaban 319 pasajeros y, además de las autoridades españolas, volaron junto con los ocho geos y los ocho inspectores del Cuerpo Superior de Policía, seis miembros de la Brigada Central de Escoltas y seis funcionarios de la Brigada Central de Información. De estos últimos, tres son expertos en terrorismo ETA, uno especializado en GRAPO, otro en anarquistas y el último en terrorismo de extrema derecha.

Control en torno a Barajas

A las seis de la madrugada de ayer, el último de los tres cordones de seguridad se puso en marcha. La autopista de Barajas estaba perfectamente controlada por miembros de la Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Municipal, encargados de custodiar la caravana que más tarde iba a desplazar el Guernica hacia su nuevo aposento, y mantener la fluidez del tráfico antes y después del viaje hacia el Retiro. Un helicóptero de la policía y otro de la Guardia Civil comenzaron a sobrevolar los alrededores del aeropuerto. A las 8.29 horas, el jumbo tomaba tierra en Barajas, con cerca de 45 minutos de retraso, debido a un apagón de luz ocurrido en Nueva York que afectó a la zona del aeropuerto Kennedy.

Antes de ser abiertas las portezuelas del avión junto a la terminal de carga, diez jeeps de la Guardia Civil rodearon el jumbo. Asimismo, unos veinte inspectores del Cuerpo Superior de Policía de la comisaría de Barajas también esperaban la bajada de las autoridades, mientras, desde los mismos tejados de los edificios del aeropuerto, guardias civiles y geos controlaban cualquíer posible extraño movimiento. Todos los cuerpos de seguridad que intervinieron en la operación estuvieron comunicados a lo largo del traslado del cuadro desde Barajas al Retiro por sus emisoras de radio. En todo momento estuvo garantizado el control y la seguridad del cuadro y de sus acompañantes.

El general inspector de la Policía Nacional, Sáenz de Santamaría, nada más pisar la pista de Barajas pasó el mando de la operación al teniente coronel de la 111 comandancia de la Guardia Civil, Agustín de Regojo, quien en ese momento colocó a más de ci.en hombres rodeando el avión y controlando todos los movimientos durante la carga del Guernica y de los 57 bocetos sobre el mismo cuadro, que fueron introducidos en dos camiones del Servicio Internacional de Transportes, que previamente habían sido revisados por el servicio de desactivación de explosivos.

La caravana, compuesta por veinte motoristas, diez jeeps de la Guardia Civil y vehículos de la Policía Nacional, Municipal y de Tráfico, partió del aeropuerto antes de las diez de la mañana, y estaba custodiada secretamente además por dieciséis geos de paisano que siguieron toda la operación en cuatro automóviles y unos veinte policías del Cuerpo Superior en vehículos camufiados. Los dos helicópteros vigilaron estrechamente el itinerario seguido por la caravana, y sus ocupantes coordinaron parte de la operación, en colaboración con los responsables de sus respectivos cuerpos.

La ruta seguida, autopista de Barajas, avenida de América, María de Molina y Serrano, estuvo perfectamente custodiada por miembros de las policías Nacional y Municipal y números de la Guardia Civil.

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