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Una práctica frecuente de ETA

La larga cadena de secuestros protagonizados por las dos ramas de la organización terrorista ETA se inició en diciembre de 1970 con el del cónsul honorario de la República Federal de Alemania, Eugene Beitil, como medida de presión para evitar las ejecuciones de los militantes de la organización juzgados aquel mes en el proceso de Burgos.En enero de 1972, el industrial Lorenzo Zabala fue secuestrado en apoyo de reivindicaciones laborales. Un año más tarde, Felipe Huarte, miembro de una famifia poderosa en el mundo de la industria y las finanzas, fue liberado tras diez días de secuestro y después ole que la familia hubiese abonado los cincuenta millones de pesetas exigidos para su rescate.

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Secuestrado, por un comando armado el industrial vasco José Lipperheide

Ya en 1976, y tras los secuestros de José Luis Arrasate y Francisco Luzuniaga, el director gerente de la empresa Sigma, Angel Berazadi, fue secuestrado el 18 de marzo y, posteriormente, asesinado, siendo el primer secuestro seguido de muerte de la víctima, realizado por ETA.

En cuatro ocasiones ETA ejecutó a los secuestrados

En otras cuatro ocasiones la organización ETA asesinó a las personas secuestradas. El 20 de mayo de 1977, en plena campaña de las primeras elecciones generales, el industrial Javier de Ybarra fue secuestrado en su domicilio de Guecho-Neguri (Vizcaya). Tras una última exigencia de quinientos millones de pesetas por parte de los secuestradores, el cadáver de Ybarra apareció el 22 de junio.En 1980 fueron secuestrados y, posteriormente, asesinados, Alfredo Ramos Vázquez y José María Pérez de Orueta. El momento en el que la repulsa del terrorismo de ETA fue quizá mayor fue el 6 de febrero del año pasado, cuando José María Ryan, ingeniero de la central nuclear de Lemóniz, apareció asesinado tras una semana de secuestro.

Por otra parte, los secuestros han sido práctica frecuente de la rama político-militar de ETA. En una primera etapa esta organización realiza una serie de atentados no mortales, en cuya línea se inscriben numerosos secuestros de industriales vascos, a los que abandonaban al cabo de unas horas, tras dispararles en las piernas.

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Además de los secuestros frustrados de los diputados centristas Gabriel Cisneros y Eulogio Gómez Franqueira, hay que resaltar el secuestro del también diputado de UCD Javier Rupérez, en noviembre de 1979. Su liberación, tras 31 días de cautiverio, tuvo lugar tras una negociación con el Gobierno.

Aparte del todavía sin dilucidar «caso Abreu», industrial secuestrado en el otoño de 1980, ETAp-m cuenta en su haber con los secuestros del industrial catalán Jesús Serra y el industrial valenciano Luis Súñer. El 19 de febrero del año pasado, ETAp-m realizaba su última acción de este tipo, con el secuestro de tres cónsules en el País Vasco.

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