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El nuevo Gobierno

Un vasco, benjamín del Gobierno

Joaquín Almunia, bilbaíno, 34 años, es el ministro más joven del Gobierno socialista. Su nombre ha circulado como el superfontanero que encabezaría la lista de asesores de la Moneloa de Felipe González, que, aseguran, le considera hombre de especial confianza. Sin embargo, ha sido finalmente designado para la cartera de Trabajo. Está casado y tiene dos hijos.Joaquín Almunia es licenciado en Derecho y Ciencias Económicas por la Universidad de Deusto; amplió estudios en París y trabajó como economista para las Cámaras de Comercio españolas en la Comunidad Económica Europea. A mediados de los setenta, aún el sindicato socialista en la clandestinidad, se le empezó a ver por un piso de la calle del Doctor Esquerdo, de Madrid, donde la UGT tuvo su sede. Es hombre que ha estado muy vinculado al sindicato. Primero como asesor económico de la ejecutiva de la central y posteriormente como secretario de relaciones sindicales del PSOE.

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Hace años no era raro encontrarse a Joaquín Almunia en una mesa redonda sobre el sector de la construcción, y al día siguiente, respondiendo en nombre de UGT a preguntas sobre los problemas laborales del campo o enfrascado en una negociación de revisión salarial con la Confederación Española de Organizaciones Empresariales. Almunia era el personaje ideal que aportaba al sindicato la seriedad de las cifras y las estadísticas en momentos en que las centrales trataban de romper la imagen del sindicalismo de alpargata.

Este bilbaíno, de calva prematura y barba cambiante, tenaz y trabajador, ocupa ahora la máxima responsabilidad en el departamento de Estudios y programas del PSOE. Desde allí ha dado respuesta, en nombre del partido, a ministros y patronales. En su haber cuenta que haya sido el creador de una nueva figura de la estadística, la TPI (Tasa de Paro Insoportable), según término acuñado por él mismo en respuesta a un artículo de Luis María Linde, secretario general técnico del Ministerio de Economía, en el que defendía la tasa de paro no aceleradora de la inflación (TPNAI).

Ha formado parte de la comisión permanente, compuesta por nueve personas y creada en marzo del pasado año, para dirigir la gestión política del PSOE. Su designación como ministro de Trabajo, por esperada, ha sido recibida con aparente satisfacción en medios de la central socialista. Aunque últimamente se hallara más distanciado de los problemas sindicales, su vinculación con UGT le hace aparecer como el hombre que, sin ser de la ejecutiva del sindicato, conoce a la perfección todos sus secretos.

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