_
_
_
_
_

El PCUS ofrece "toda la amistad" al nuevo partido

El camarada Yukov, representante del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), prometió al partido de los comunistas que ha nacido este fin de semana, tras el congreso de unidad, "toda la amistad, ayuda y solidaridad del PCUS", por entender que "el valeroso y combatívo" partido de Ignacio Gallego es "el único que defiende de verdad los intereses de los trabajadores". El camarada Yukov, que en su discurso en la clausura del congreso tachó de miserable el calificativo de prosoviéticos que se da a los comunistas seguidores de Gallego, no olvidó decir que los objetivos que se propone el partido recién nacido serán en el futuro "tareas exitosamente cumplidas" gracias a "la estrecha colaboración que mantenéis con el internacionalismo proletario".El discurso del representante del PCUS, un hombre que fue presentado por Ignacio Gallego como "héroe de la Unión Soviética, realizador de altas funciones y presidente del Consejo Mundial de la Paz", fue constantemente interrumpido por los gritos de "Lenin, Lenin" y "Viva la Unión Soviética"; pero sus promesas de ayuda y el saludo que trajo "en nombre de muchos millones de comunistas soviéticos" no levantó tanto entusiasmo en su auditorio como la anécdota que él contó, en ruso, y un pulcro traductor impecablemente trajeado hizo comprensible a los presentes.

Más información
El congreso de los comunistas prosoviéticos eligió por unanimidad a Ignacio Gallego como secretario general

"Un día, un grupo de periodistas le preguntaron a Ronald Reagan", relató el camarada Yukov, "que, ya que está claro que el presidente norteamericano quiere parar el reloj de la historia, ¿hasta qué año va a hacer retroceder el reloj? ¿Hasta los años sesenta? Reagan contestó: 'Bien; si hay que dar la vuelta al reloj para atrás, mejor hacerlo hasta una época anterior'. '¿Entonces, hasta los años treinta, o quizá los años veinte?', siguieron interpelando los periodistas. Reagan no contestó, pero después los periodistas comprendieron que el deseo del presidente norteamericano era parar el reloj de la historia y atrasarlo hasta unos días antes de 7 de noviembre de 1917, fecha de la revolución rusa".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_