La candidasis oftámica
El ojo puede quedar dañado tanto por haberse inyectado heroína contaminada (con el hongo de las mucosas o candida albicans) como a consecuencia de heroína contaminada (con el hongo de las mucosas o Candida albicans) como a consecuencia de heroína adulterada (por ejemplo, con lactosa o polvos de talco, caso de las talcosis). La fotografía, de un caso burgalés, corresponde a una candidasis. El hongo llega al ojo y aparecen unas colonias blanquecinas, porque el humor vítreo es un caldo de cultivo muy apropiado. Se produce una inflamación (uveítis micótica), y la gravedad depende de si afecta o no a la mácula, el punto por donde se ve. La pérdida de visión se produce porque la cándida pasa al vítreo, gelatina que está entre la lente y la retina. El vítreo puede acabar arrancando la retina, caso, que no puede operarse mediante una vitrectomía total, porque saldría todo el ojo. En algunas ocasiones hay que extraerlo. Son recuperables los ojos a los que se intenta quitar el vítreo para ver si la retina vuelve a su sitio. En los casos de talcosis (en Burgos y Málaga se conocen pacientes con esta enfermedad) no se ven colonias blancas, sino líneas o pequeñas cicatrices en la zona muerta que se ha generado. El talco produce microcristales, que van a los vasos sanguíneos y que, al llegar al ojo, crean una retinopatía fibrosa o embolia.
Javier Aizpiri, director del Centro de Drogodependencia del Gobierno Vasco, dice que en Euskadi empezaron a tratar problemas oculares a finales de 1981. Dos años antes se produjeron los primeros muertos por endoc'arditis a consecuencia de drogas, y en 1980, las hepatitis no a-no b. En 1983 hubo cinco muertos en la residencia de Cruces, de los 200 casos tratados, por atrofia súbita amarilla de hígado. También han tenido casos de necrosis en las venas y tromboflebitis. Para Aizpiri, los problemas de los toxicómanos no son sólo su enfermedad, sino que por la mucosa o la saliva transmiten aquélla a la población sana. Debido al bloqueo de los sistemas linfáticos y a la extensión de la homosexualidad y la prostitución entre los drogadictos, éstos tienen gran propensión a la sífilis, y en Euskadi hay ya muchos casos de pre-SIDA. La falta de asepsia y la utilización por varias personas de una misma jeringa contribuye a la extensión de las infecciones.