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"Argentina está en quiebra", según el ministro de Economía

El ministro de Economía argentino, el ingeniero Miguel Roig, declaró en un mensaje al país, al dar a conocer el nuevo plan económico en radio y televisión la noche del pasado domingo (madrugada del lunes en España), que, "el Estado argentino está en quiebra", y anunció la disposición del Gobierno para impulsar "en el menor plazo posible" una amplia política de privatizaciones. El nuevo plan prevé una devaluación del austral del 116% -un dólar costará 650 australes-, subida del 600% de la gasolina, y de más del 200% de la electricidad, el gas y el teléfono.

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El objetivo del plan presentado por el ministro de Economía es congelar los precios al nivel que tenían el pasado día 3, antes de la ola de subidas incontroladas. Se acuerda, además, una paga extraordinaria única a los asalaria-, dos de 8.000 australes (unas 1.500 pesetas) y el abono anticipado de los salarios de julio hasta un máximo de 30.000 australes.Tuvo emoción el anuncio del nuevo plan, que sufrió modificaciones y retrasos hasta el último minuto. La aparición de Roig en la televisión estaba, anunciada para las nueve de la noche del domingo hora local (dos de la madrugada del lunes, hora peninsular española), se retrasó primero hasta las 10 de la noche, y luego media hora más.

Parece ser que, hasta poco antes de la aparición del ministro ante las cámaras, se retocó el texto de su mensaje y se advirtieron discrepancias entre el texto enviado a los periódicos y el que leyó Roig. Como si quisieran hacer competencia a los remarcadores de precios, hasta el último momento las autoridades eco nómicas daban retoques a las tarifas y al tipo de cambio del dólar, que se subió poco a poco desde 580 hasta 650 australes.

En el último instante se decidió subir la gasolina super de 260 a 270 australes el litro (50 pesetas). Con este aumento, llenar una vez un depósito de 50 litros significa más de un tercio del sueldo mensual de un redactor de un periódico (unas 6.500 pesetas). Una joven redactora de un diario de Buenos Aires que vive en las afueras comentaba ayer que tendrá que alquilar una habitación en el centro por no poder pagar los gastos de su automóvil.

Del coche a la bicicleta

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Empieza a hacerse realidad lo que el nuevo presidente, Carlos Saúl Menem, anunció entre bromas hace unos días. Dijo el dirigente peronista que, ante la crisis, los argentinos tendrían que renunciar al coche y pensar en desplazarse en bicicleta. Lo que parecía un chiste se ha convertido en un hecho.

La subida de la gasolina repercutirá inmediatamente sobre el transporte. Esto resultará devastador para las economías de los millones de usuarios que tienen que desplazarse cada día en una ciudad como Buenos Aires, con ocho millones de habitantes en la conurbación capitalina. Lo mismo ocurre con las subidas del gas y la electricidad en un invierno muy frío.

No se sabe por medio de qué mecanismos conseguirán las autoridades de comercio interior mantener los precios y rebajarlos al nivel que tenían hace una semana, cuando empezó la ola de remarcaciones salvajes, para conseguir un colchón ante el nuevo plan. Roig dijo en su discurso de poco menos de media hora que "este propósito de cambio debe derrotar la desastrosa postración de nuestro país, que nos ha sido transferida en una situación que debió ser mucho más ordenada, si el Gobierno anterior hubiera actuado asumiendo su responsabilidad plena".

Añadió el nuevo ministro de Economía: "Esta sucesión de desaciertos nos ha llevado a esta situación de crisis extrema, cuya evidencia más clara es la hiperinflación que nos agobia, la paralización del aparato productivo, el desequilibrio de las cuentas del sector público y la quiebra de nuestro sector externo".

Roig atribuyó al Gobierno del radical Raúl Alfonsín la responsabilidad de la quiebra del Estado cuando dijo: "Si hoy debemos adoptar medidas de inusual severidad es porque quienes nos precedieron no llegaron a cumplir sus responsabilidades. Hoy el Estado argentino está en quiebra, con deudas y compromisos impagos del sector público, como resultado de haber gastado mucho más de lo recaudado".

Según Roig, un importante componente del -plan será la eliminación del déficit fiscal, y anunció que "a partir de la fecha se inicia una activa política de eficiencia y reducción del gasto público y, dentro de esta filosofía, se pone en estado de privatización la producción de bienes y servicios en manos del Estado nacional, con excepción de aquellos que específicamente respondan a razones de seguridad y defensa nacional". Añadió el ministro que "se considerarán todas las modalidades factibles para el cumplimiento, en el menor plazo posible, de esta política".

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