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CICLISMO / TOUR DE FRANCIA

La pérdida de peso acentúa el optimismo del segoviano

Luis Gómez

Pedro Delgado afronta la fase decisiva del Tour con un kilo menos de peso, pérdida que se considera buena en consonancia con el desgaste de una velocidad media que vuelve a ser elevada. Si Delgado perdió un kilo, Induráin perdió tres, pero el estado de forma de ambos parece tranquilizar al director del Reynilds, José Miguel Echávarri. El pasado año, y tras las etapas alpinas, la pérdida de peso de Delgado era equivalente a la actual, por lo que se entiende que su desgaste no es mayor.La media de velocidad es alta, de 38,536 kilómetros por hora. Hay que tener en cuenta que el pasado año, Delgado hizo la tercera mejor media de la historia del Tour, a 38,909 kilómetros. Merckx ganó en 1971 a 39,639. Fighon lleva una media de 38,139.

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La velocidad, unida a un recorrido en general accidentado, que ha provocado numerosas caídas, y al desgaste propio de una carrera un tanto descontrolada, están provocando muchos abandonos. El pasado año acabaron el Tour 151 corredores de 198. Este año siguen 152.

Las estadísticas favorecen a Delgado en la cronoescalsada

Pedro Delgado ha demostrado siempre una regularidad aplastante en las cronoescaladas del Tour de Francia, especialidad en que las estadísticas le favorecen. El interés de la cronoescalada de hoy, de 39 kilómetros y previa al descanso del lunes, se centra precisamente en la actuación de Delgado porque es el corredor obligado a recuperar tiempo. Su trayectoria en este tipo de etapas es muy regular; en esta especialidad, Delgado siempre ha respondido.La ascensión a OrcieresMerlette no es de una dureza extrema, pero sí caben esperar interesantes diferencias a la vista del desgaste de fuerzas operado en la segunda semana. Es un recorrido de 39 kilómetros en el que se han de superar dos puertos de primera categoría, no extraordinariamente duros. El primero es el col de Manse, cuya particularidad es que se va de más a menos, es decir cuatro primeros kilómetros con un desnivel del 7% y los seis restantes con otro del 5%. Tras la ascensión, ocho kilómetros de descenso y 12 de llano hasta el puerto final, el de Orcieres-Merlette, con seis primeros kilómetros al 4% y algo más de cuatro al 7%. Es un recorrido que requiere de mucha atención y, sobre todo, que necesita un cálculo muy preciso de las referencias con respecto a otros rivales. Tan peligroso puede ser aprovechar el descenso o el llano para recobrarse como aprovechar ese terreno suave para recuperar tiempo. El calor presidirá la jornada y Delgado, que no gozará de ninguna ventaja en este aspecto, tomará la salida dos minutos antes que el francés Charles Mottet.

Cuatro referencias

De las actuaciones del español en el Tour se desprenden cuatro referencias en cronoescaladas. En 1983 (ascensión al Puy de Dóme), fue el segundo; en 1984 (Grenoble), fue el tercero; en 1987 (Mont Ventoux), fue el ter cero, y en 1988 (Villar de Lans) fue el ganador. El colombiano Lucho Herrera ha sido el único en superarle en más de una oca sión, pues fue el segundo en la de 1984 y la de 1987. Estadísticamente, Delgado sale ganador en una comparación con Laurent Fignon o Mottet. Hay que señalar que tanto en 1985 como en 1986 -con triunfos finales de Bernard Hinault- no hubo cronoescaladas propiamente dichas. Según los especialistas, porque la organización trató de preservar a Hinault del riesgo de perder posiciones en un tipo de prueba que le era desfavorable. Hinault ganó el Tour en 1985 y fue el segundo en 1986.

La comparación DelgadoFignon es favorable al español. En 1983, Delgado obtuvo 1.35 minutos de diferencia sobre el francés. En 1987, la diferencia fue muy amplia entre ambos, de 7.18 minutos. Sólo en 1984 un Fignon pletórico superó a Delgado y la diferencia fue de 32 segundos. El año pasado, Fignon se retiró mucho antes de la cronoescalada. Sí participó en ella un decaído Mottet, que perdió 10.32 minutos. En 1987, en la cronoescalada del Mont Ventoux, Mottet fue el noveno, a 2.07 de Delgado.

La meta situada en Merlette tiene, por otro lado, un anecdótico significado para los aficionados españoles, puesto que allí se culminó una de las más sonoras gestas de Luis Ocaña en el Tour de 1971. Ocaña fue dejando a todos sus compañeros de escapada (Petterson, Agostinho, Van Impe y Zoetemelk) para llegar en solitario y alcanzar una ventaja de 8.44 minutos sobre el belga Eddy Merckx. Días después, Ocaña sufrió una caída, durante un descenso, que le privó de lo que hubiera sido su primer triunfo en un Tour. El propío Merckx rehusó colocarse el maillot amarillo tras la etapa.

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