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Un objetivo frecuente para los terroristas

. Las casas cuartel de la Guardia Civil han sido uno de los escenarios más frecuentes de los atentados terroristas de ETA en los últimos años, con más de veinticinco ataques. El sistema más utilizado ha sido el del lanzamiento de granadas aunque también han empleado métodos más sangrientos, con explosivos como amonal o el coche bomba. Desde 1985, este tipo de atentados se habían cobrado, hasta el atentado de ayer, la vida de 14 personas. Los dos atentados que han causado víctimas mortales han sido en Zaragoza y Madrid.El 11 de diciembre de 1987 se produjo uno de los atentados más trágicos de la historia de ETA. El ataque con un coche bomba que llevaba 50 kilos de explosivos contra la casa cuartel del Cuerpo en Zaragoza, en la que vivían cuarenta familias, causó 36 heridos y la muerte de once personas: cinco niñas, dos mujeres y cuatro guardias civiles.

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Tres meses después, el 14 de marzo de 1988, el ataque con cuatro granadas contra el cuartel de Llodio causaba heridas a cinco guardias civiles y un mes más tarde ETA atentaba contra el cuartel de Arrigorriaga provocando daños materiales.

El 22 de noviembre de 1988, ETA volvía a atacar las instalaciones de la Guardia Civil, esta vez en la Dirección General de Madrid, en la calle de San Francisco de Sales. La explosión de una furgonetabomba que llevaba 50 kilos de amonal causó la muerte de dos personas, un niño y un directivo de TVE, y heridas graves a más de 20.

El 24 de diciembre de 1988, un guardia civil resultaba herido por una trampa bomba tras el lanzamiento de una granada contra las instalaciones de Alsasua y el 26 de junio de 1989, la explosión de 150 kilos de amosal destrozó las de Llodio sin causar víctimas. Se sucedieron los ataques con granadas y sin víctimas personales en los cuarteles de Pamplona, Orozco, Ondárroa, Arnorebíeta y Zarautz, hasta que el 11 de septiembre de 1989, de nuevo atacó ETA con un coche bomba el acuartelamiento de Cartagena causando heridas a ocho personas.

En noviembre, tras un ataque con granadas contra el cuartel de Wulrnaseda, un coche homba guiado por control remoto que contenía 40 kilos de amonal contra el de San Carles de la Rápita, causaba sólo daños materiales. El pasado 16 de abril, la explosión de un artefacto colocado debajo de un coche frente a la casa cuartel de Torremolinos (Málaga) produjo heridas a cuatro personas. Diez días después, estallaban dos bombas de 40 kilos de amonal en la casa cuartel de Los Arcos, en la que vivían 30 personas y causó tres heridos. El último atentado se produjo el 21 de mayo, cuando un coche bomba con 50 kilos de amosal destruyó el cuartel de la localidad riojana de Casalarreina sin causar daños personales.

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