Momentos dramáticos en la enfermería
La llegada a la enfermería de un Curro Romero pálido, desmadejado y en brazos de las asistencias, tras la tremen" da voltereta que sufrió al matar al cuarto toro, produjo momentos de intenso dramatismo, por el temor a que el percance le hubiera dañado gravemente su columna vertebral. El temor aumentó con las únicas palabras pronunciadas por el de Camas, que no movía las piernas: "¡Ay, me ha matao!"El equipo médico que en cabeza el doctor García Padrós reconoció a Curro, quien se quejaba de la zona dorsal, y comprobó con alivio de todos que el torero sólo tenía una fuerte contusión, producto de la caída, con lo que la sombra de los infortunados Nimeño y Julio Robles desapareció de los presentes.
Después de Curro entraron en la enfermería, entre otros, los empresarios del coso José Luis y Pablo Lozano y los matadores de toros Julio Aparicio y Mariano Jiménez. Mientras se reconocía al torero, los miembros de su cuadrilla y algunos de los presentes le comunicaron que había cortado la oreja de ese toro. Curro respondió esbozando una leve sonrisa.
Poco después se levantaba y agradecía la presencia de todos, a la par que recibía las felicitaciones por su triunfo. Llamó la atención la de José Luis Lozano, quien le dijo: "Ha estado usted inmenso. Su toreo es de otra galaxia". Curro se interesó por sus zapatillas, que perdió en el percance, y abandonó la enfermería.