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El primer ministro italiano, dispuesto a una apertura del Gobierno hacia Pannella

El socialista Giuliano Amato, primer ministro italiano, expresó ayer su disponibilidad para incluir en la actual mayoría de Gobierno al líder radical, Marco Pannella, quien, sin embargo, mantenía en la duda cuál sería su voto frente a la moción de censura que se debate en el Parlamento. La oferta de Amato se produjo durante la apertura del congreso del Partido Radical, inaugurado ayer con tan sólo 2.000 militantes de los 30.000 que el partido necesitaría para sanear sus maltrechas finanzas.

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Marco Pannella ha dicho que, de no encontrar una solución al problema económico que sufre actualmente el partido, está dispuesto a disolverlo.Incluso ha hablado de "hacer algo con Bettino" (en referencia a Bettino Craxi, el líder del Partido Socialista Italiano, PSI), mientras algunos diarios italianos de prestigio han presentado a Pannella como candidato a la sucesión del propio Craxi en la conflictiva secretaría del PSI.

Todo ello se sitúa en el contexto de la oferta de Gobierno lanzada por Amato, que no se justificaba sólo por lograr el apoyo, no imprescindible ayer, de Pannella al actual Gabinete, sino, sobre todo, por la situación que podría crearse si el disidente socialista Claudio Martelli rompiera definitivamente con Craxi durante la Asamblea del PSI que deberá zanjar el problema de la sucesión, el próximo 10 de febrero.

Con motivo de la moción, que debía votarse a última hora de la noche de ayer, Giuliano Amato ha tenido que negociar directamente el apoyo de los seguidores de Martelli, que ayer tuvieron incluso su propio portavoz en el debate parlamentario. Pannella, por su parte, viene reiterando desde hace tiempo su deseo de desempeñar una cartera ministerial.Triple alianza

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El Partido Democrático de la Izquierda (PDS), ex comunista, que dirige Achille Occhetto, busca claramente la alianza con dos grupos que se encuadran en la derecha económica. Se trata del Partido Republicano y la Liga del Norte, que representa a los acomodados sans-culottes de este nuevo y peculiar asalto a la Bastilla.

El neofascista Movimiento Social Italiano (MSI) y el Partido de la Refundación Comunista (PRC), los que no cambian de lenguaje, coinciden objetivamente en muchos planteamientos, mientras La Rete, del ex alcalde de Palermo Leoluca Orlando, y los jacobinos de la antimafia sólo encuentran alianzas "para la destrucción" del sistema, generalmente en la Liga.

Entretanto, el partido socialista sucumbe a tensiones bien conocidas, pero no mayores que las que desgarran a su aliado de Gobierno, la Democracia Cristiana (DC), donde el reformista Marlo Segni viene siendo tratado abiertamente de "cretino" por el histórico Ciriaco De Mita.

La sensación general que se tiene en Italia es que la respuesta definitiva a todas estas preguntas tardará en llegar, que la revolución será larga y penosa para el país, aunque no más cruenta de lo que dicte la Mafia.

En tales condiciones, la tensión sube fácilmente. Ayer mismo, la Cámara interrumpió su debate para abuchear a la Fiscalía de Milán porque agentes de policía judicial se presentaron el pasado martes en el Parlamento para pedir los balances del PSI. Georgio Napolitano, presidente de la Cámara, explicó que se opuso radicalmente a esa demanda de documentos mientras el fiscal jefe milanés afirmaba que todo había sido un malentendido.

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