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El trágico espejo del siglo XX

De entre todas las escritoras contemporáneas que me han apasionado, Nina Berberova tiene un lugar especial en mi gratitud como lector, porque ha sido mi descubrimiento más reciente. La primera obra que leí de ella fue La acompañante, una excelente y reveladora novela, luego vendrían los magníficos relatos de La resurrección de Mozart. Aunque, sobre todo, ha sido Roquenval, el libro suyo de ficción que más me ha impresionado. Una novela corta o un cuento largo, como se quiera, de una intensidad y un aliento poético que la pueden situar muy honrosamente junto a su gran maestro Anton Chejov.Pero aparte de sus novelas y relatos y de alguna biografía, Nina Berberova escribió un espléndido libro de memorias titulado El subrayado es mio, que ocupa un lugar de excepción entre los mejores y más lúcidos testimonios personales de y sobre nuestro tiempo.

Más información
Muere la novelista Nina Berberova, una mujer entre dos Rusias

Ahora, la gran solitaria ha muerto en la lejanía del exilio. Patria y familia, amantes y compañeros, amigos y enemigos, habían ya desaparecido, sin embargo, leyendo esta autobiografía podemos recuperarlos y recuperarla a ella. También en estas páginas podemos volver a ver el trágico espejo del siglo XX, donde tantos rostros y rastros de la desolación y la esperanza se reflejan, se confunden y se borran.

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