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FÚTBOL LA JORNADA DEL MIÉRCOLES

Kiko y Kosecki muestran el camino

El trabajo de los dos delanteros, desmontó el pobre andamiaje de Osasuna

4-4-2 en septiembre, 5-3-2 en octubre, 3-3-3-1 cuando se puede, 9-1 en la primera parte contra el Barcelona, 1-9 en la segunda. En las bandas, Valle, Pizo y Tomás, o tal vez Pedro, que tira bien las faltas. ¿Por qué no Pirri? De acuerdo ¿Y Tilico? Pues también, aunque mejor Moacir, ¿no? Falta Caminero. Cierto: que juegue Kosecki, Tomás de central, Benitez de extremo, Luis García de delantero centro, Kiko de enlace y que espere Juanito. Si no se llega o hay lesiones, Kiko de rematador y que se vistan Luis y Juanma. Abel, no, que Diego lo hace mejor y paró el penalti de Creta. Muy bien, lo que diga el psicólogo, o Gil, o Pereira, o Cano, o Heredia, o Cruz, o Boskov, o Schuster, o Stielike, o el que sea.El jeroglífico rojiblanco es total en el césped, el banquillo y los despachos. El equipo es la viva expresión de los muchos nudos que padece: un día seda y el otro, estraza. Vive de arrebatos y la incertidumbre es su hogar, pero aún es capaz de ganar y entusiasmar. Ayer tocó guateque, jarana, contragolpes y todo eso. El camino de salida lo hallaron Kosecki y Kiko, excelente pareja ofensiva que desmontó el pobre andamiaje de Osasuna. Suyos fueron los goles, el encanto y una victoria culminada con 10 por la expulsión de Moacir (m.55).

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Kiko apareció cuando el partido navegaba en plena tontuna, con los chillidos de ánimo de Pizo resonando por todo el estadio y la grada bulliciosa recordando a Andújar su parecido con Alfredo Landa. Fue una acción de mérito de Kosecki, que firmó una gran asistencia rematada con acierto por el andaluz. Fue un gol más oportuno que lógico, pues el Atlético malvivía en esos momentos con Moacir enredado en su laberinto particular y el resto intentando hallar su sitio en el prado. La hinchada no estaba para bromas. Había celebrado un buen lanzamiento de falta de Pedro en el minuto uno y en el dos ya se había percatado del timo. Fue entonces cuando apareció Kiko y le echó una capita de maquillaje al asunto.

Las ausencias de Caminero, Luis García y López motivaron un mal zurcido en la alineación y el Atlético acusó el roto al principio. Un par de acciones de Kiko, una de ellas salvada a bocajarro por Unánua, fueron todo el equipaje ofensivo en la primera mitad. El Atlético era el de los momentos fríos, el equipo desamparado y agrietado tantas veces visto. Osasuna no quiso hurgar en las llagas rojiblancas y asumió el encuentro con humildad y ánimo oportunista. Una nutrida línea de defensas, con Pepín como hombre libre, y dos marcadores sobre Kosecki y Kiko fue la armadura fraguada por Zabalza. Sin el vértigo de Ziober en el campo y con Urban en formol, Osasuna es un conjunto falto de aristas.

En la segunda parte llegó el tironazo, ese crujir rojiblanco tan bello y raro de ver. Una acción oportunista de Kosecki permitió una bandeja clara para Kiko, que anotó su segundo gol. Sólo habían transcurrido sesenta segundos y el Atlético tenía el partido donde quería, calentito para el contragolpe. Kosecki decidió entonces asumir el mando y aplicarse en las bandas como ante el Barça.

Fueron momentos de puro deleite para la hinchada, con las llegadas en sucesión y todos probando a gol, sobre todo Kiko, que estrelló un balón en el palo. Moacir, ausente por expulsión, no era más que un recuerdo, y el Atlético vivía cómodo en defensa, con Osasuna sumido en una impotencia absoluta. El inexistente penalti a Pirri ofreció un marcador final limpio, a pesar de que el infortunio se cebó en las varias ocasiones creadas. Una de ellas fue particularmente cruel con Kosecki. El polaco había de dejado sentado a su marcador y se encaró con Unánua, pero en el trance final pecó de precipitación y marró el tanto. Fue una gran oportunidad para cerrar su noche.

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