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El clavo de Chéjov

Rocío García

Fernando Fernán-Gómez sólo habla con periodistas cuando tiene que promocionar un filme. Y ayer le tocaba. Se colocó un pañuelo rojo en su chaqueta de cuadros blancos y negros y desplegó todo su ingenio, que es mucho. Unas bolitas de miga de pan, que elabora parsimonioso el protagonista de 7.000 días juntos en un par de escenas del filme, fueron la excusa para que el actor y director recordara la historia del clavo de Chéjov. Así respondida la pregunta sobre el significado cinematográfico de las bolitas de pan: "Chéjov dice que cuando en una pared hay un clavo es para que alguien cuelgue un cuadro. Lo siento, Chéjov está equivocado porque, aunque haya un solitario clavo en un decorado, puede que alguien no quiera colgar nada. Cuando un personaje hace algo, no hay que buscarle siempre una explicación, puede que no signifique nada. José Sacristán [el protagonista de la película] hace bolitas porque quiere. Tiene tics: uno, el de hacer bolitas de pan; otro, el de ajustarse una y otra vez la corbata. Está mal de los nervios. Es un imbécil, un maniático que oye una música terrible y tiene un loro en su habitación. Eso es todo. Al menos lo de las bolitas de pan es capaz de hacer despertar la curiosidad".

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