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Los serbobosinos siguen impidiendo la llegada de ayuda de la ONU a la capital

Ramón Lobo

Sarajevo, que vive uno de los momentos de escasez de alimentos más dramáticos de los últimos dos anos, sigue sin recibir un convoy de ayuda humanitaria. Ayer, por segunda vez, los radicales serbios de, Bosma-Herzegovina negaron con argumentos de burócrata la petición del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pese a que esta organización alcanzó la semana pasada un acuerdo con el doctor Radovan Karadzic. Mark Cutts, portavoz del ACNUR, espera que todo quede resuelto hoy. Las mismas palabras de esperanza las pronunció sin éxito el lunes y el martes.Los dos convoyes, entretanto, han sido descargados, uno en Zenica, y otro en Tarcin, a los pies del monte Igman. Lo que es una señal que dice poco del optimismo del ACNUR. Este organismo ha vuelto a introducir en Sarajevo, desde el almacén de Hranica y a través del aeropuerto y con la escolta militar de las tropas de la ONU hasta cuatro camiones cargados de ayuda. El convoy vaciado en Tarcin seguirá el mismo camino en los próximos días. Su carga será recogida en Tarcin por vehículos bosnios, pasada por ellos a través de la peligosa ruta de Igman y dejada en Hranica, donde el ACNUR se volverá a hacer responsable de ella.

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El juego de los convoyes, que recuerda quién tiene la sartén por el mango en esta guerra, gusta mucho a Karadzic. Ahora han prometido uno para cada uno de los enclaves orientales de Bosnia, Srebrenica, Zepa y Gorazde, después de bloquear otros tanto y confiscar las 80 toneladas del destinado a Zepa. Un síntoma poco halagüeno: el convoy militar para Gorazde, destinado a reabastecer a los cascos azules británicos y ucranios allí emplazados sigue varado a siete kilómetros sin permiso serbio de proseguir.

Unprofor ha advertido que la situación del enclave de Bihac, en la parte noroccidental de Bosnia, es crítica. "Si no reciben ayuda humanitaria exterior para final de mes tendrán que cerrar las cocinas públicas", dijo ayer Gary Coward, portavoz militar. Miles de refugiados dependen de estas cocinas.

Rehenes

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La situación de los rehenes se mantiene confusa y estable. Un profor rechaza aún calificar de "total libertad de movimientos" la situación de los 92 cascos azules retenidos durante dos semanas por radicales serbios en los alrededores de la ciudad. "Se han retirado las minas y los soldados serbios que cercaban los puntos de control de armas pesadas (...) pero aún no hemos podido reemplazarles por otros hombres de refresco, como es nuestro deseo", afirma Coward. De los 11 canadienses que iban a subir ayer en un autobús con dirección a Belgrado, no había noticias. Se sabe, eso sí, que los 26 liberados el martes en la frontera serbia, tras pagar el correspondiente peaje propagandístico en Novi Sad, ya están en la capital croata de Zagreb: Quedan 15 observadores militares más que serán puestos en libertad, según Karadzic, antes del fin de semana.

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