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Debilidades de nuevo rico

Enric González

David McTaggart acusó en aguas del Pacífico a Greenpeace de haberse vuelto "arrogante". Efectivamente, Greerípeace ha llegado a desarrollar una poderosa burocracia que viaja en business class, se hospeda en hoteles de lujo, tiende a castigar a los países donde la organización es menos poderosa (por ejemplo, Francia) y necesita, con urgencia, una puesta al día de su estrategia.Los males de Greenpeace no son extraños, dado su rápido crecimiento. En sólo veinte años, la multinacional verde ha llegado a un presupuesto anual total superior a los 15.000 millones de pesetas, con unas reservas de casi 10.000 millones y más de mil empleados permanentes. Las inevitables tentaciones del nuevo rico han llevado a comprar más barcos y helicópteros, y hasta se intentó adquirir un submarino.

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Eso no es nuevo: el propio McTaggart, ahora enemigo del "gigantismo" y la "arrogancia", pensó en 1989, cuando aún era el jefe máximo, en comprarle un satélite a la colapsada Unión Soviética.

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