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"El ordenador no podrá reemplazar al actor"

John Lasseter sabe que no se irá de vacío tras asistir a la próxima ceremonia de los oscars, que se celebrará en la madrugada del día 26 (hora española) en Los Ángeles. Su innovador trabajo en el filme Toy story (Juguetes), el primero creado íntegramente por ordenador, será recompensado con una estatuilla. Durante su visita a Madrid, este prestigioso animador, formado en la factoría Disney, reconoció que todos estos sorprendentes avances no serían posibles sin el talento humano.Sin embargo, los medios de comunicación se han hecho eco del pánico que cunde en algunos sectores de la industria: cómo el sofware puede sustituir la labor creativa de ingenieros de efectos especiales, iluminadores, maquilladores y hasta de actores de carne y hueso. "Cuando la gente ve una película con escenas realizadas por ordenador no sabe muy bien cómo funciona el proceso", comenta Lasseter. "Solamente se trata de una herramienta nueva. El ordenador no pone las emociones, ni la actuación, jamás reemplazará a un actor, a un guionista o a la cámara. No puede. Aunque es cierto que estamos ante un nuevo look, una forma nueva de cine. Cuando se inventó la fotografía, todo el mundo pensaba que la pintura iba a desaparecer, y no ha sido así. Entonces, tampoco ahora tiene que ser de este modo, no va a reemplazar al cine de siempre, porque el talento no se puede sustituir por una máquina".

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Para demostrar estas afirmaciones, en Toy story (Juguetes) la espectacular labor técnica de 27 animadores, 22 directores técnicos y 61 realizadores casi queda eclipsada por su divertida historia, sus guiños cinéfilos y la personalidad de unos personajes que hablan con la voz de los cómicos Tom Hanks y Tim Allen (i Vaya Santa Claus!). "Estos actores", prosigue John Lasseter, "han logrado que estos personajes creados Por ordenador tengan su talento".

Pero corre la idea de que llegará un momento en que será más barato hacer una película con ordenadores que con una estrella de Hollywood. "Estaría encantado de que llegase ese momento", sonríe John Lasseter. "Todo el mundo piensa que es más rápido y más barato hacer una película por ordenador, pero esta tecnología es carísima y ¡hemos tardado cuatro años en hacer Toy story!"

¿Está entonces inflada la noticia de la amenaza del ordenador? "Absolutamente", afirma tajante este animador; "es verdad que se ha escrito muchísimo en la prensa, porque un par de personas en la industria han lanzado este mensaje y han afirmado que se podría hacer volver a la pantalla a Bogart o a Marilyn Monroe. Es imposible, porque, aunque se pudiera hacer, ¿quién iba a poner el talento de aquellos actores? Si se mira al pasado, estos escándalos se han repetido a lo largo de la historia: en cuanto aparecía una nueva tecnología, una forma de arte novedosa, siempre la gente se rasgaba las vestiduras. No es así, el ordenador no lo puede hacer todo".

Toy story (Juguetes) es un filme que sorprende por varios as pectos. Combina, sin abusar, gags, acción y canciones. "Hay en ella", prosigue este cineasta, "liornenajes a En busca del arca perdida, Encuentros en la tercera fase y El resplandor". Todo ello con el ánimo de seguir la corriente iniciada por Babe, el cerdito valiente: entretener a los niños sin olvidar a públicos de otras edades. "Esta poción mágica lleva muchísimo trabajo. Nos obsesionaba desarrollar una historia que valga para críos, adolescentes (que son supercríticos) y adultos: que los padres se sientan cómodos yendo al cine a ver esta película con sus hijos. Creo firmemente que se debe y se puede hacer este tipo de cine".

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