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CICLISMO

El récord de la hora, en peligro

Carlos Arribas

Cuando el 5 de noviembre de 1994 Tony Rominger dejó en Burdeos el récord de la hora en 55,291 kilómetros muchos hablaron de una marca del siglo XXI. Un año después, Miguel Induráin fracasaba en su intento de superarlo en altura. Dos años después, vuelve a correr peligro. El inglés Chris Boardman lo intentará el 6 o 7 de septiembre en Manchester."Creo que lo batirá", dice Rominger. "Nadie sale a la pista a intentarlo sí no tiene la seguridad de lograrlo. En esto del récord, todo es científico y matemático. La noche anterior a que yo lo batiera, Michele Ferrari, mi preparador; vino a mi habitación y me enseñó un papel. 'Ésta es la marca que lograrás', me dijo, '55,200 kilómetros'. Yo le dije que estaba loco, pero logré 55,281".

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Cuando se controlan todos los factores que intervienen en el récord, el acto de lograrlo se convierte en un puro formalismo. Induráín no lo pudo hacer en Colombia por varios factores. Empeñado como estaba en conseguir un triplete histórico -Mundial contrarreloj, de fondo y récord de la hora-, el navarro no hizo ninguna preparación específica para la hora. Esa fue la clave, además de las incontrolables condiciones meteorológicas en un velódromo al aire libre.

A velocidades superiores a 55 kilómetros por hora, el factor fundamental a la hora de batir el récord no es la potencia del ciclista sino el aerodinamismo. "Yo podría mejorar aquella marca si me pusiera a ello", dice Rominger. "Entonces lo batí con una bicicleta anticuada y muy pesada. Con material nuevo, lo superaría". Boardman mejorará su aerodinámica utilizando la posición que ha hecho furor en las pruebas en pista de los Juegos: el apoyo para los brazos mucho más adelantado, con lo que se adquiere una posición casi de flecha. Esta postura la inventó el escocés Graeme Obree cuando le prohibieron la posición de huevo, pero serán otros los que saquen beneficio de ella. Induráin, no: se lo impide su gran carcasa y la habituación total a una postura más recogida.

La nueva posición es la tercera revolución que puede hacer avanzar el récord. La primera fue la rueda lenticular y la bicicleta con la rueda delantera más pequeña de Moser en 1984; la segunda, el manillar de triatleta de Induráin y Rominger en 1994.

El otro problema que sufrían los pretendientes al récord era el espectacular incremento de la fuerza centrípeta con el aumento de la velocidad. Ello hizo que se considerara inservibles ya los velódromos de 250 metros, en los que había que dar ocho curvas cada kilómetro. Sin embargo, el velódromo de Manchester, en el que Boardman hará el intento, es de 250 metros para ello, le favorece sus escasos volumen y peso. No es lo "sino la fuerza contraria a la marcha que sufre en las curvas un hombre de 1,88 metros y 80 kilos como Induráin, que los que pueden alterar el rumbo de un ciclista 12 kilos más delgado, como Boardman.

Si el inglés logra su objetivo, Rominger deberá atarse los machos el próximo año para poder retirarse dejando al menos una marca en su haber.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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