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Un animador de la escena londinense

Ronnie Scott no sólo fue uno de los grandes instrumentistas británicos, sino también uno de los grandes animadores de la escena londinense. Incluso quien no sepa nada acerca de su labor con los Jazz Couriers, grupo formado junto al espléndido saxofonista Tubby Hayes en 1957, de sus colaboraciones con la nueva generación de músicos de avanzada, el multiinstrumentista John Surman y el trompetista Kenny Wheeler entre ellos, o de su aportación solista a la histórica Kenny Clarke & Francy Boland Big Band, es muy posible que conozca el local que regentó durante 38 años.El Ronnie Scott's Club abrió sus puertas en 1959, en el 39 de Gerrard Street. Los promotores de la idea fueron otro grande del jazz británico, el saxofonista Pete King, y el propio Scott, y desde el principio alcanzó suficiente notoriedad como para que todas las figuras norteamericanas de paso por la ciudad lo visitaran, ya conscientes de que pisaban el escenario de la meca londinense del jazz. Desde que el inolvidable saxofonista Zoot Sims inaugurara la nómina de nombres de lujo, el caudal de instrumentistas influyentes que han tocado para la audiencia del club, formada por una curiosa mezcla de turistas y de aficionados fieles, ha sido generoso y continuo. Tanto es así que Scott fundó su propio sello discográfico para publicar actuaciones de interés, entre ellas una magnífica muestra de talento del saxofonista valenciano Perico Sambeat, al frente de una sección rítmica británica.

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Londres despide a Ronnie Scott saxofonista y "padre" del jazz británico.

Como instrumentista, Scott reflejaba la acostumbrada influencia de John Coltrane, pero era capaz de desenvolverse con soltura en cualquier contexto estilístico, gracias a las experiencias acumuladas en las antiguas orquestas de baile, a la asimilación del bebop en sus viajes a Nueva York y a la comprensión natural de las audaces ideas de los músicos jóvenes próximos a, los preceptos del jazz libre. Sus memorias están recogidas en dos libros, el autobiográfico Some of my best friends are blues (1976) y Let's join hands and contact the living (escrito por John Fordham en 1986). El mismísimo Charlie Miiigus dijo que Scott era, a la manera del ya citado Zoot Sims, el músico blanco que más se aproximaba al feeling negro del blues, sin duda el mejor piropo que pudo recibir esta verdadera institución del jazz británico.

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