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"Que ETA salga con pancartas y nos diga que más quiere"

El guardia García no tenía hijos, su única familia -además de la esposa que lo vio desplomarse- eran su hermana y una madre muy mayor que se fue a dormir sin saber la tragedia del hijo muerto. Las dos vivían en San Esteban, una aldea en el término de Coaña, al Este de Asturias, muy cerca de la desembocadura de la ría Navía. José Manuel García Fernández, el guardia civil asesinado, también tenía un primo. Fue él quien se enteró primero, al contestar al teléfono: "Sí, yo tengo un primo que trabaja en Sanfuentes. ¿Lo han matado?, ¿me llama por eso? Dígame cómo fue...".El primo del guardia asesinado reaccionó con la rabia serena de quien está acostumbrado a recibir malas noticias: "Es que yo... Es que yo, mire usted, yo trabajo en la misma empresa que mi primo... Sé que un día, antes o después, tiene que llamar alguien y darte la mala noticia: los de siempre han asesinado a un compañero, o a un amigo, o a tu primo o... a ti mismo".

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El guardia, con una serenidad que va apagándose poco a poco, se queja al otro lado del teléfono: "Lo peor de todo es que no sabemos lo que quieren". Luego, se atreve apedirle una cosa a ETA: "Les suplico que salgan a la calle con grandes pancartas y que en ellas pongan lo que quieren. Que digan de verdad qué es lo, que quieren de nosotros. Ya no sabemos qué darles. Son como niños, que lloran y lloran sin decir nada. Y, nosotros, impotentes ante ellos, entregándoles nuestras vidas, sin saber qué más quieren".

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