El espantajo de Borrell
Algún día el diputado y ex ministro Josep Borrell tendrá que pedir a los dirigentes de su partido que le expliquen qué tienen contra él. Los delegados le aclaman, pero a los dirigentes les provoca auténtica perturbación que pueda regir los destinos del PSOE o que llegue a ser cartel electoral.Por unas horas, Borrell tuvo ayer el privilegio de ser aclamado por numerosos delegados y propuesto para el cargo de secretario general por los guerristas y por la delegación catalana. Pronto se supo que era utilizado como moneda de cambio o, como señalaba un guasón, sin ánimo de ofender, a modo de espantajo".
Si Joaquín Almunia no admitía la presencia de secretarios regionales en la nueva ejecutiva, y singularmente la de Narcís Serra, se amenazaba con blandir a Borrell. En unas listas primarias o en votación individual secreta, Borrell barrería a Almunia, aseguraban, y a tantos cuantos se propusiera.
A la pregunta de por qué Borrell no puede ser el líder del PSOE, teniendo tanta aceptación entre la militancia, la respuesta era invariable: "No puede ser secretario general porque no se conformaría con eso, sino que aspiraría, además, a ser el candidato a la presidencia del Gobierno".
Él se limitó a guardar silencio. Sólo anoche hablaba, para significar que retiraba su candidatura y que no quería ser un obstáculo para el consenso alcanzado en torno a la nueva dirección.